Como muchos chicos de esa época, a los 7 años luego de ver “Space Jump” empecé a jugar al básquet. A diferencia de muchos de ellos jugué durante 8 años más.
El básquet fue mi inicio en el mundo deportivo, después hice natación, taekwon-do, rugby, corrí (llegue a correr 60 kilómetros), futbol como todos, fui al gimnasio 4 años y ahora tengo mi propia rutina que se ajusta a mis necesidades y que puedo hacer en cualquier lado.
El ejercicio me ayudó siempre a generarme desafíos personales y a probar cuales son mis límites.
Me da energía, me despeja la mente, me ha regalado muchos amigos y me hace feliz, entre otras cosas.
No he pasado más de 3 semanas sin hacer nada en prácticamente los últimos 10 años.
Esta semana una amiga me pregunto si podía entrenar conmigo.
No era la primera vez que alguien me lo pedía y además se dió la ocasión de aconsejar a otro amigo y de ayudar a otra persona querida. Todo esto me dio para pensar sobre cómo podía ayudarlos en este sentido.
Desde luego no soy personal training y recomiendo ampliamente entrenar con rutinas armadas por profesionales, pero ese no es el problema en general. Normalmente los lugares con buenos programas de ejercicio se encuentran fácilmente.
El problema en general es que la gente empieza y deja. Y es en eso en lo que puedo ayudar.
¿Cómo lograr una rutina que sea efectiva y sustentable al mismo tiempo?
Vamos a analizar los dos puntos:
1) Efectiva.
Lo primero que le vamos a exigir a la actividad es que sea capaz de darnos el resultado que buscamos. Para eso primero necesitamos saber qué queremos conseguir y luego buscar algo coherente. Saber lo que queremos no es tan obvio como pensaríamos.
Uno podría querer “estar en forma”, y pensar en poder recuperarse de una lesión. Otra persona podría usar las mismas palabras, y querer tener un “six pack”.
Las rutinas que va a necesitar cada uno son distintas.
El primero podría hacer natación o salir a caminar. El segundo seguramente tendrá que acomodar su dieta y hacer algo más exigente. Si el segundo quisiera tener un six pack e intentara saliendo a caminar únicamente, difícilmente logre sus objetivos.
2) Sustentable.
Va a ser sustentable si lo que nos cuesta en tiempo, esfuerzo o dinero es lo suficientemente bajo como para que lo hagamos constantemente.
Todos vamos a tener días con menos ganas que otros y si “la hacemos complicada” es muy probable que terminemos por no cumplir.
Un ejemplo que siempre digo (y es típico): Una persona está disconforme con su estado físico y decide empezar a hacer algo. Le pregunto qué va a hacer y me cuenta que va a empezar a ir al gimnasio una hora y media a la noche cuatro días y va a tratar de salir a correr dos veces por aparte, más el partido del fin de semana.
En caso de cumplir con lo que se propone muy rápidamente conseguiría mejorar su estado. Sin embargo las posibilidades de que eso dure son muy bajas.
¿Por qué?
Porque los hábitos son graduales. No nos gusta hacer cambios fuertes repentinamente, más bien nuestra mente nos agradece cuando estos son lentos.
Un consejo general es cambiar una conducta a la vez.
El problema no somos nosotros, el problema es el sistema de incentivos que generamos alrededor de la actividad. Si nos proponemos levantarnos a las 7.30 am a correr todos los días de un día para otro, lo vamos a hacer pero una semana o dos. A la tercera va a pasar algo y no vamos a salir. Un mes después estamos en el mismo lugar.
¿Estás sin hacer nada y querés empezar a ponerte en forma?
Tené paciencia y andá de a poco.
No empieces el entrenamiento súper riguroso de crossfit mañana, proba hacer algo más tranquilo y gradual.
Tampoco queremos que ir a entrenar nos tome una hora en colectivo. La idea es que sea accesible y simple.
La gente trata de hacer súper planes de puesta en forma con dieta incluida que son geniales en la teoría. Pero que en la práctica dejan pronto y que generan muchos menos beneficios que si hubieran decidido hacer algo más simple y menos glamoroso pero constantemente.
La cuestión no se queda en hacer cosas sencillas. Una vez que empezamos a tener el hábito de entrenar, es más fácil que podamos subir nuestro nivel de exigencia sin flaquear. Evitar los primeros tres meses de inercia negativa.
¿Cuántos días está bien que flojee? Cómo regla general tres días seguidos que fallamos para mí es un indicador crítico de que estamos cerca de perder el hábito.
La verdad que este tema es muy extenso y me encantaría escribir más, así que te dejo estas ideas y lo seguimos conversando en los comentarios o en las redes sociales:
- Tenemos que asegurarnos de que el ejercicio que queremos hacer sea efectivo.
- Generemos un sistema de ejercicio que nos ayude a cumplir. Mi tip es empezar en chiquito con paciencia, pero cumpliendo. Luego ir incrementando la dificultad una vez que asimilamos el hábito.
¿Con qué pequeño paso vas a comenzar o mejorar?
¡Buena semana!