Enfocarse en una conversación con Santi

¿Estar siempre enfocado?

Tengo que hacer una confesión: estar siempre enfocado se ha convertido en un obstáculo para mí en los últimos meses, ¿a alguno de ustedes les ha pasado algo parecido?

Los síntomas de la falta de foco para mí son claros:

    • Mi productividad cotidiana decae. Aunque jamás han salido buenas cosas de trabajar simultáneamente en tres proyectos, la falta de foco me lleva a intentar hacer todo al mismo tiempo y mientras reviso Facebook, Twitter, Gmail, Youtube y Whatsapp.
    • Disfruto menos de las tareas que realizo, y de mis días en general. Mientras hago cada tarea estoy ansioso o angustiado por otras cuatro que no estoy haciendo. Cuando termina el día o la semana siento “que se me fue”, y eso me apesumbra y entristece.
    • Se reduce mi una capacidad de escuchar activamente. Las personas somos una integridad: si mientras hago algo pienso en cuatro cosas más, lo mismo me pasará cuando hable con mi pareja o mis amigos. El multitasking afecta muchísimo las relaciones humanas: si no estoy enfocado en una conversación correctamente, mis relaciones empeoran y me pierdo de valiosos comentarios y aprendizajes.

¿Por qué estoy desenfocado?

Me gustaría poder echar la culpa a algo fuera de mí por esa falta de foco.

Hasta hace un par de semanas estaba convencido de que la falta de foco provenía de estar en un “momento de cambio”. Lu y yo nos mudamos juntos en medio de un año en que Superhábitos creció muy rápido. Si comparo hoy con la misma fecha hace un año, la Comunidad creció un 800% y las visitas un 990%. Ya tenemos contratados un taller por cada semana que queda del año, cupos agotados en el mentoreo, el libro que requiere tiempo y continuamente recibo nuevas propuestas.

Así fue como me encontré diciendo frases como: “En cuanto lleguemos a X punto, voy a poder re-acomodarme”.

Y me dolió, porque sé que su significado real es: “Estoy posponiendo tomar decisiones”. Particularmente, estaba posponiendo decidir cuál de todos los proyectos y oportunidades era más importante; estaba dejando que esa falta de decisión me afectara a nivel personal.

La falta de foco proviene, siempre, de una falta de decisión sobre qué es importante.

Es como si hubiera cuatro chicas (o chicos) coqueteando contigo, intentando captar tu atención. Vas a estar dividido cada momento hasta que te decidas por una. Tu mente no estará realmente presente, sino haciéndose preguntas: ¿Esta o la otra? ¿Qué estará haciendo ahora? ¿Y qué le diré a la tercera cuando la vea?

Particularmente, nos desenfocamos porque no queremos afrontar las decisiones y emociones más difíciles: dejar ir algo, perseguir una oportunidad mientras rechazamos otras, afrontar una tarea compleja pero necesaria. Nos desenfocamos para mantenernos entretenidos, en nuestra área de comodidad. Nos queremos generar la sensación de estar en constante movimiento, cuando en realidad estamos quietos en un mismo punto, sin romper las barreras que nos mantienen allí.

Habiendo identificado los síntomas y la causa de fondo, es hora de pasar a la acción. En el Post de hoy me gustaría compartirles lo que decidí hacer para estar enfocado, e invitarlos a que intenten aplicarlo para ustedes mismos.

Enfocarse en una conversación con Santi
Uno de los momentos en que vemos los beneficios de enfocar nuestra mente en una tarea es en las reuniones con otras personas. También es uno de los momentos en que más fácil se nota si incumplimos.

¿Cómo estar siempre enfocados?

Como me resulta fácil desenfocarme (zing!), intenté crear pautas concretas para seguir y mantenerme enfocado:

      • Enfocarme en lo cotidiano. Cambié un poco mi ritual de cada mañana, y empecé a incluir una actividad hogareña para empezar el día. Por ejemplo, tender la cama u ordenar la cocina. Mientras las hago, me propuse estar en silencio y controlar el ritmo de mi respiración, ejercitando el resto de las pautas en esta lista. Ejercitar estar enfocado mientras hago algo hogareño me ayuda a generar el estado mental necesario para hacerlo cuando enfrento tareas emprendedoras más desafiantes.
      • Decidir en qué enfocarme cada día. Luego de la tarea cotidiana, lo que sigue es un momento con papel, lápiz y el resultado de la organización semanal. Creo una lista diaria de tareas y la coloco en una hoja suelta en mi bolsillo o sobre el escritorio. Decido atacar un ítem de la lista a la vez, lo cual implica decidir cuáles deben ir primero.
      • Empezar y terminar cada tarea. Desde el momento en que tengo mi lista, no paso a ningún otra actividad hasta que no está terminada la anterior. Implica dejar no sólo lista la tarea, sino también ordenados y cerrados los programas, ventanas, objetos y archivos que utilicé para ella. Esto sirve como “ancla” mental para pasar a lo siguiente, y también mantiene el orden físico y digital sin esfuerzos. Sólo está abierto aquello que se va a usar. Así los ambientes empezaron a reflejar el orden en mi mente.
      • Tomar decisiones y acciones. La procrastinación es un síntoma claro de la falta de foco. Saltamos de tarea en tarea porque no estamos tomando decisiones en las anteriores. Por eso decidí que cada e-mail que lea va a ser respondido en el momento o agendado para después. Si es una suscripción no la borro, sino que evalúo si me aporta valor o no. Si sí, creo un filtro y pienso en qué momento la leeré. Si no, me desuscribo (adios LAN, Aerolíneas, Amazon y compañía). Así disfruto las lecturas y las llevo a la acción. Cuando leo un artículo lo hago de comienzo a final y no lo cierro hasta guardarlo, planificar acciones, reenviarlo o decidir qué no me sirve.
      • Si me desenfoco, vuelvo a ver mi lista y la desarmo para hacer una cosa a la vez. Me ha pasado, a pesar de mis mejores esfuerzos, de encontrarme en Youtube viendo algún vídeo divertido cuando en mi lista leía “diseño de web” o “capítulo 4 del libro”. Cuando me descubro haciendo esto, freno y me pregunto: ¿Qué estaba haciendo cuando me desenfoqué? ¿Por qué pasó? Casi siempre la respuesta proviene de que el ítem en mi lista era vago y había decisiones que tomar en la tarea. Así que en esos momentos convierto un ítem en una sublista, e incluyo allí como ítems las decisiones a tomar y qué hacer para cada una. Luego vuelvo a trabajar sin torturarme.
      • Desconectar y apagar el celular y la computadora. Decidí utilizar un dispositivo electrónico por vez. Así, cuando me siento a utilizar la computadora el celular está desconectado de WiFi y 3G, incluso si es un día completo. Dejo conectada la red celular por emergencias y llamadas directas. Si deseo utilizar el celular, asigno un momento para conectarlo y ver todas las conversaciones y eventos allí, uno por uno. Eso implica contestar, decidir que no corresponde o agendar una actividad. Para estar enfocado siempre es necesario no estar con el celular como una tarea paralela constante. Es necesario, también, estar enfocados cuando contestamos a los mensajes que llegaron por allí. Lo mismo con la PC: al terminar de usarla la apago y la cierro.
      • Tomar consciencia de las interrupciones y cambios de tareas. Me resulta fácil distraerme (de hecho, me distraje varias veces mientras escribía este post), y hay veces en que esas interrupciones no pueden eliminarse. No puedo pedirle a Lu que no me hable en todo el día, o a Santi y Guada que no me llamen por celular cuando me necesiten para una decisión. Si puedo, en cambio, aprender a no posponer las distracciones. Cuando suceden, simplemente respiro por un segundo, me decido a estar presente para la otra persona hasta completar la conversación -con lo que surja de ella- y luego vuelvo a la actividad anterior. Incluso si la interrupción fue innecesaria, me aboco a resolverla y conversar para acordar mejores pautas de trabajo a futuro.
      • Aceptar que para estar siempre enfocado hay que decir que no. Cada uno de estos puntos implican, claramente, dejar de hacer cosas a la par. Abrir Facebook una vez por día -o una vez cada dos días- implica que habrá personas que me escriban un correo y no reciban una respuesta inmediata. Por eso me resulta incómodo no hacerlo. Desconectar el celular implica lo mismo. Cuando ponga toda mi atención en escribir el libro durante una mañana implica que no estoy desarrollando otro producto. Si aceptamos que diremos que no a cosas, se abre la puerta a decidir a cuáles. Si intentemos hacer todo, sin aceptar que no es posible, terminaremos diciendo que no de forma azarosa, descortés y sin beneficios reales.
empanadas y limonada para estar siempre enfocado
Una de las mejores tareas hogareñas para ejercitar hacer una cosa a la vez es cocinar (aquí unas empanadas + limonada que hice el viernes a la noche) :)

Un reto: estar la mayor parte del tiempo enfocados.

El hábito de hacer una cosa por vez resulta extremadamente simple y pequeño, pero puede cambiar la forma en que vives tu día a día. Desde que me propuse esta regla he sentido que los días son más largos, agradables y productivos. Siento menos caos, y eso lleva a resultados concretos.

Esto no implica que haya sido un robot ejecutando a la perfección. Me resulta fácil distraerme, y las ventanas del navegador están a sólo una “f” de distancia de estar conectado en Facebook y viendo vídeos en Youtube. Es un esfuerzo cotidiano, y para estar en el momento y ser “unitasking” debemos empezar por aceptar que las distracciones son parte de nuestra vida. Cuando lo hacemos, dejamos de renegar de ellas (o nosotros) y podemos reírnos, volver a lo que estábamos haciendo y disfrutar. Podemos percibir cómo está la temperatura en el cuarto, las sensaciones de lo que estamos haciendo o nuestras emociones en el momento.

Al decidir que una tarea es la más importante, nos enfocamos y la vivimos. Cuando lo hacemos, empezamos a ver resultados internos y externos.

Así que me gustaría proponer que esta semana hagan el intento de estar siempre enfocados. No como robots, sino como personas que necesitamos tomar decisiones. Sin sufrirlo, pero afrontando el reto.

¿Quién se suma?

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