3 formas de ver y vivir: aceptar la complejidad, hacer zoom out y agradecer.

Hoy les propongo 3 ideas simples que pueden cambiar la forma en la que ven la vida:

  1. La vida es compleja. Y la complejidad no es mala.
  2. Los conflictos cotidianos son oportunidades para mejorar; y son más pequeños de lo que pensamos si nos hacemos el hábito de hacer zoom out de vez en cuando.
  3. La felicidad no es un objetivo, es una forma de mirar y vivir la vida. El hábito de ser agradecidos nos lleva a ser felices a cada instante.

 

Muchas veces me cuestiono qué tan aplicables son algunas ideas; qué tan real es la posibilidad de alcanzar el equilibrio; cuan posible es vivir en base a los principios que sostenemos; qué tan real es el poder mantener los hábitos que creemos buenos… Y en general me lo pregunto cuando tengo una semana desequilibrada, o cuando siento que estoy tratando de aplicar esas ideas y las cosas “me salen mal”.

Entonces es bueno frenar, pensarlo un rato, reflexionar y re pensar. Y llego a la conclusión de que no se trata de hacer las cosas de manera perfecta todo el tiempo. No se trata de estar organizados todo el tiempo, de manejar a la perfección nuestras relaciones con otras personas, de no tener conflictos de ningún tipo, de ser “optimistas” todo el tiempo.

Se trata de que busquemos ser proactivos, tratemos de mejorar, intentemos permanentemente que lo que hacemos responda a lo que creemos.

El intentarlo, el pensar y actuar de acuerdo con nuestros principios todo el tiempo es lo importante y es lo que hace la diferencia a largo plazo.

Que tengamos dudas, conflictos internos, que las cosas nos cuesten, es parte del camino. Si nada nos cuesta, si no nos cuestionamos nada quiere decir que no estamos haciendo todo lo que podríamos hacer.

Tener conflictos, enfrentarnos a dudas, problemas, diferencias con otros, es importante y hasta indispensable para mejorar. Las pequeñas crisis cotidianas son las que, si les prestamos atención y actuamos al respecto, nos llevan a conocernos un poquito más, a cambiar algo y crecer, a profundizar algún vínculo.

Entonces, aceptemos la complejidad que es inherente a la vida. Abracemos las diferencias, nos demos un espacio de comprensión y contención a nosotros mismos cuando nos sintamos mal, y nos empujemos a cambiar algo, a mejorar.

Pidamos ayuda. Pidámosle a otro con la mayor claridad posible que nos acompañe, que camine con nosotros, que nos escuche, que nos hable, o simplemente que esté a nuestro lado mientras sorteamos este pequeño conflicto.

 

Por otro lado, ejercitemos el zoom out, alejándonos un ratito todos los días y viendo la vida en modo panorámico :). Esto ayuda a que, además de aceptar la conflictividad misma de la vida, cada pequeño conflicto sea eso, un pequeño conflicto al que debemos atender y que nos ayuda a crecer, nada más que eso. Nada es tan grave, nada es tan malo, nada impide que ejercitemos y mejoremos todos los días.

La clave es abrazar el proceso, aceptarlo, disfrutarlo, y hasta divertirnos en el camino.

 

Y, por último, agradezcamos.

Agradecer es, según David Steindl-Rast, la clave de la felicidad.

Cuando nos regalan algo que para nosotros es sumamente valioso, nos sentimos profundamente agradecidos y surge en nosotros una felicidad espontánea.

Ahora bien, no podemos experimentar esto de vez en cuando, no podemos sólo tener experiencias de agradecimiento aisladas. Debemos hacer del agradecimiento una forma de vida. Y esto es posible si nos damos cuenta de que cada momento que tenemos es un regalo  (ya que no lo compramos ni lo adquirimos) y cada instante está lleno de oportunidades.

Eso es lo increíble: lo más valioso que tenemos son los momentos, y las innumerables oportunidades que conllevan.

Viéndolo así, cada momento es un regalo, cada uno de ellos es un mundo de oportunidades; si somos agradecidos por cada uno de estos instantes, seremos felices.

Se trata entonces de ver a la felicidad como la forma de vivir y experimentar los instantes.

 

Entonces:

  • Aceptemos la complejidad.
  • Sepamos que va a ser difícil, pero disfrutemos del proceso.
  • Sepamos que cada momento es una oportunidad.
  • Hagamos zoom out de vez en cuando, muchas de las cosas que vemos como grandes problemas, no son tan graves y no se asemejan a las inmensas posibilidades que tenemos.
  • Agradezcamos. Hagamos del agradecimiento una forma de vivir. Cada momento que nos es dado es un mundo de oportunidades. Las aprovechemos.