Era el primer parcial que rendía en la Universidad. Estudié esa materia durante más de dos semanas, hasta diría un mes. Esa tarde, llegó el profesor y dictó nueve preguntas. Era el momento de volcar todo lo que ya había estudiado en una hoja…
Recuerdo que leí las consignas y mi cabeza estaba completamente en blanco, anulada.
Hice un esfuerzo muy grande por acordarme, pero los nervios y el dolor de estómago eran más fuertes. Respondí dos o tres preguntas, y entregué mi examen. Una semana después la noticia era obvia: había desaprobado.
Rendir exámenes no es algo que sólo conozcan las personas que están cursando algún estudio de grado. Es una experiencia que tiene muchos puntos en común con defender un plan de negocios para conseguir inversionistas, atravesar el proceso de una entrevista laboral o dar una ponencia en un congreso.
¿Qué es lo que comparten estas situaciones?
En todos los casos es necesaria una preparación previa y, en ese momento, salir de la zona de comodidad y aún así mantener la tranquilidad.
En la experiencia que les compartí, la primera parte no había sido bien preparada. En consecuencia, la segunda tampoco había resultado bien.
Hay muchos aspectos que podés desarrollar para afrontar mejor estas situaciones. Una herramienta que puede resultarte muy útil es el uso de anclajes o anclas mentales.
La idea de las anclas es bastante sencilla. Veamos un ejemplo bien práctico: cuando estás andando en bicicleta o en auto y llegas a una esquina y el semáforo está en rojo, te detenés. ¿por qué? Porque existe una asociación en tu mente que te hace «actuar en automático«. Así como ésta, hay muchas otras anclas con las que te manejas día a día.
En todos los casos, asocian una situación a determinada conducta o sentimiento. Éstas pueden ser buenas (como en el ejemplo) o malas (cuando volvés a escuchar la frenada brusca de un auto, te estremecés y recordás un accidente que tuviste alguna vez).
Si en ese examen me puse «en blanco», mucho tuvo que ver la asociación «situación examen = nervios».
Lo importante es que las anclas pueden construirse, mediante hábitos, y también pueden eliminarse.
El hecho de que los exámenes impliquen salir a la zona de incomodidad no es algo que podía cambiar, pero sí mi forma de actuar ante eso. Por esto, desarrollé anclas que me permiten en cualquier momento sentirme fuerte para enfrentar la situación y mantener el control.
Mis anclas son estas dos canciones:
Simplemente, escuchando estos temas me siento más segura. Siento que puedo conseguir lo que me estoy proponiendo.
No importa de qué situación se trate, la mejor herramienta para afrontarla sos vos mismo. Contando con recursos internos, y desarrollando hábitos como el de trabajar el espacio entre el estímulo y la respuesta, tu control es mayor.
Claro que crear estas anclas no fue de un día al otro. Alcanzarlo fue algo gradual, se construyó de a pequeños pasos. Escuchar una canción que te guste antes de rendir tu próximo examen no necesariamente va a hacer que te sientas más tranquilo, las anclas se construyen mediante hábitos.
Por eso, tres pasos prácticos para que comiences a desarrollar anclas que te lleven a un estado de seguridad:
1. Descubrí tu fuente de seguridad
¿En qué situación sentiste que tenías todas las de ganar? ¿En qué momento estaba todo bajo tu control? Anotála en una hoja. La idea es que te conectes profundamente con en ese momento y puedas reconocer lo que sentías.
2. Encontrá, o incluso inventá, un nexo
¿Qué elementos había en esa situación que te impacten más? Elegí alguno (por ejemplo, una canción o algún gesto o ademán) que asocies con ese momento. Anotálo debajo, en la misma nota. En mi caso preferí inventar ese enlace, conectando las canciones con el sentimiento de seguridad.
3. Ejercitá y fortalecé tu ancla
Poné un recordatorio periódico en tu celular, y una vez por día escuchá esa canción o hacé ese gesto, pensando en la situación que te da seguridad. A medida que pasen los días la asociación estimulo-respuesta va a ser cada vez más grande.
Podes complementar estos pasos con las 4 claves para desarrollar hábitos que compartió Lu.
Los mismos pasos los podes aplicar a otras situaciones, lo importante en todos los casos es que aclares el sentimiento que te genera alguna dificultad (como los nervios en el examen) y el sentimiento para revertir la situación (la seguridad, en mi caso).
Así, sí es simple sentirse seguro o tranquilo. Porque al afrontar esos momentos, ya vas a tener consolidada tu ancla.
¿Qué anclas querés desarrollar? ¡Comenzá ahora mismo y contános!