Pensá en grande

El post de hoy tiene un objetivo: que empieces a pensar en grande, ¿qué tan grande? Imaginate algo gigante. Multiplicalo por dos. Bueno, mucho más que eso.

 La razón es simple: nunca vas a alcanzar objetivos que no te propongas.

 

A San Martín no «le pasó» de terminar liberando países. García Marquez no «se encontró» con 100 años de Soledad mientras caminaba un Domingo a la tarde. Marcelo Ríos no llegó a ser N° 1 de la ATP porque no quedaba otra y Manu Ginobili  no «se enteró» de que existía la NBA el día que lo eligieron. Luis Miramontes no llegó el 20vo descubrimiento más importante de la historia por mirar al piso los Domingos a la tarde.

Escritores, generales, científicos, deportistas, todos los que lograron hacer una diferencia tienen algo en común: empezaron por una idea. Creyeron que era posible.

Este es el punto central de hoy: para obtener grandes logros, tenés que primero plantearte grandes objetivos.

 

Me pasó que cuando en un Grupo de Investigación en la Universidad decidimos preparar un trabajo para un Concurso Internacional, varias personas nos dijeron: «No tiene sentido, es imposible que lleguen a ganar». Pero nosotros ya nos habíamos permitido pensar en grande, así que simplemente quedaba resolver cómo alcanzarlo. Un año después ahí estaba, contra todas las posibilidades, recibiendo un premio por el trabajo que hicimos.

De nuevo escuchamos voces: «Tuvieron suerte, pero no es algo que se dé dos veces en la vida».

Dos años después Luis, un gran amigo y miembro del equipo de investigación, estaba ahí recibiendo un premio todavía más grande por un nuevo trabajo.

Nos permitimos pensar que era posible. Y logramos cosas grandes que muchos a nuestro alrededor creían imposible.

 

Es una regla infalible, así que voy a repetirla: Grandes logros requieren primero Grandes objetivos.

Así que ahora, como ejercicio, te propongo que pienses algo grande que te gustaría hacer y que, hasta ahora, hayas descartado porque parecía inalcanzable.

Anotálo. Date el espacio de pensarlo como posible.

Y automáticamente todo cambia.

 

Tu cerebro no puede empezar a pensar cómo alcanzar algo si, antes, no lo ve como algo posible. Cuando pensás en grande, sin embargo, tu cerebro te sorprende ayudándote a descubrir caminos nuevos.

Pensar en grande te permite priorizar, en tu organización personal, cosas que te acerquen a ese objetivo. Si ves tus sueños como imposibles, no tiene mucho sentido dedicar tiempo a eso, ¿no?

Pensar en grande es tener una visión propia, ver un futuro mejor. Cuando lo compartís con otros, y te convertís en alguien que reúne fuerzas, te volvés un líder.

 

Tus ojos nunca van a ver las oportunidades que pueden impulsarte porque estás demasiado ocupado pensando en cosas chiquitas, dejando que otras personas te hagan perder la calma con algo que dijeron, preocupado por lo que paso en los 2 metros a tu alrededor y enfrascado en tu celular.

Cuando pensás en grande, en cambio, las oportunidades aparecen en todos lados.

Empezá a cuestionarte cada vez que pienses que algo «no se puede». Dudá cada vez que alguien intente limitarte porque algo «no es para vos».

Mirá el mundo en todo su potencial.

Luego vendrá el momento de adquirir las habilidades para ejecutar, la disciplina para hacer realidad las ideas.

 

Pero primero pensá en grande. Necesitamos más San Martines, García Marquez y Ginobilis.

 

Pensá en grande.

pensá en grande para iniciar tu empresa