“Sólo un 10 por ciento de los gerentes hace avanzar las empresas. Son los que se concentran en un objetivo hasta conseguirlo»
Bruch y Ghoshal
Cuatro parciales, dos prácticas en marcha y presentación de carpetas en sólo 18 días. Actividades de Superhábitos permanentes y muchos objetivos por delante. Mirar el calendario una y otra vez, revisar el horario y buscar horas «para llegar con todo». Pensar alternativas y que, en el medio, vuelvan a cambiar los planes.
Cada una o dos semanas, en estas épocas, es volver a estar cara a cara con la pregunta: ¿cómo lo logro? Unitasking es la respuesta.
Cursar en la Universidad te lleva a situaciones así más seguido de lo que uno pensaría. Constantemente el panorama cambia, se agregan exigencias y fechas, y se modifican otras. Por supuesto, detener la vida sólo para dedicarse a la facultad no es opción. Sería terrible tener un lapso de seis o siete años sólo enredados entre libros.
No es la mejor idea. Menos, cuando hay tantas ganas de dedicar tiempo a algún emprendimiento o a hacer otras actividades.
Por eso la facultad es un desafío.
Más allá de lo académico en sí, te da la posibilidad de desarrollar los hábitos adecuados que te permitan generar un espacio para aquello que querés hacer y, además, hacerlo bien.
Si tomamos esta posibilidad y la explotamos, los hábitos y estrategias que creemos van a facilitar nuestro camino, sea lo que sea que queramos hacer.
Para los que elegimos emprender, hay una habilidad que estando en la Universidad podemos aprovechar para mejorar: el ser «unitasking».
Los emprendedores (que ya estamos emprendiendo o a los que les gustaría comenzar) nos caracterizamos muchas veces por ser multitasking. En una charla de Daniela Cantoli y Daniel Jejcic en el SMIC 2012, escuché por primera vez este concepto. En pocas palabras describe esa tendencia de estar haciendo cien cosas simultáneamente: estás cursando en la Universidad y ya estás pensando en qué tenés que hacer dos horas después, cómo vas a afrontar determinada situación con un proveedor, o cómo mejorar la motivación de tu equipo.
Básicamente: No frenás un minuto.
Sin embargo, la pregunta es: ¿es realmente efectivo vivir con la cabeza divida en muchas tareas todo el tiempo?
No, no es la mejor manera.
Pensar en tantos temas permanentemente lleva muchas veces a:
- manejar de forma ineficiente el tiempo,
- tener cierta dificultad para poner prioridades,
- tener tanta energía encima que cuesta canalizarla en una actividad puntual.
Por ejemplo: abrís el mail para responder un correo y te acordás que tenías que ver tal y tal cosa, y así sin darte cuenta, ya tenés 8 pestañas del Chrome abiertas.
Multitasking y unitasking son dos maneras complementarias de mirar y afrontar las situaciones.
La mirada multitasking es sistémica, te permite comprender todo lo que sucede en tu vida: desde la facultad o tu emprendimiento, hasta la relación con tu familia.
La perspectiva unitasking, por su parte, te permite avanzar en el día a día, aprovechando al máximo tu potencial en cada cosa que haces. Así, mejoras tu organización y optimizas tu dedicación.
Por eso, tenemos acá el desafío de desarrollar nuestro lado unitasking (para complementarla con la multitasking, que es más común). Como la palabra lo dice, se trata simplemente de hacer una tarea a la vez. ¡Y una en serio!
¿Cómo desarrollar el hábito de ser unitasking en el momento adecuado?
1) Partí siempre desde tu mirada multitasking.
Revisá tus objetivos a mediano y largo plazo, o tu visión de lo que querés para el futuro. Mirá de forma amplia.
Toma desde allí lo importante.
2) Organizá prioridades
Lo ideal es que planifiques contemplando los seis meses siguientes (seguramente, si yo hubiese hecho esto, no tendría la sensación de que cada dos semanas se modifica el panorama, estaría mejor preparada para esto).
Igual, nunca es tarde para organizarte mejor y podés servirte de distintas herramientas para conseguirlo. Lo fundamental es que lo hagas teniendo en cuenta lo que es importante para vos y tu visión.
Tomá todos los elementos que tengas a tu alcance para prever situaciones a las que puede que te enfrentes: fechas de exámenes, posibles modificaciones, momentos en esos seis meses en los que vas a estar con más movimiento en tu emprendimiento, momentos más tranquilos, etc.
Con todo esto en mente, elegí lo más importante y organizate para poder cubrir todas las posibles situaciones complicadas.
3) Bajá la velocidad
Hay que aceptar una verdad: no por estar haciendo mil cosas a la vez o acelerar el paso, vas a cumplir más rápido tus objetivos. Muchas veces el secreto está en bajar la velocidad y avanzar mejor, yendo despacio.
Con lo importante presente y con las prioridades claras, andá paso a paso, sin apurarte y manteniendo el foco en lo que te propusiste.
4) Focalizá en lo que estás haciendo
Ya estás organizado y tenés claras tus prioridades con respecto a tu emprendimiento (algún objetivo cercano o alguna actividad puntual) y en la facultad (los exámenes que querés rendir, los trabajos que tenés que hacer y entregar, etc.).
Ahora sí, es cuestión de ser unitasking. Seguí tu planificación como un paso a paso: cada actividad en su momento, enfocate y poné todas tus energías en lo que estés haciendo con la tranquilidad de que estás organizado y tenés contemplados momentos para cada una de las cosas que más te importan y querés cumplir.
Si seguís esto al pie de la letra, esforzándote por no distraerte con el celular ni dejando que tu cabeza vuele con el más mínimo estímulo, vas a mejorar notablemente tu rendimiento.
Tené paciencia, y ejercitá enfocarte en cada pequeño paso con todas tus energías.
Siendo flexible y combinando estratégicamente tu lado multitasking con el unitasking, vas a lograr mucho más ;)
Decidí seguir al pie de la letra estos cuatro pasos y, de a poco, va resultando.
¿Lo comenzás a probar esta semana? ¡Contáme tus resultados!