Emprender en situaciones límite: 5 hábitos fundamentales

“Amar la trama más que el desenlace”

 Jorge Drexler

 La mayoría de los emprendedores nos caracterizamos por estar en permanente movimiento. Haciendo una u otra cosa, siempre encontramos qué más podemos hacer. Y no sólo eso, sino también que constantemente buscamos desafiar nuestros propios límites.

Es genial. De hecho, emprender se trata de eso. Es una actitud, o más bien un estilo de vida que hace posible que grandes proyectos salgan adelante.  Por eso en Superhábitos vamos siempre un kilómetro más allá.

Ahora bien, nos guste o no, hay momentos en los que hay plazos que cumplir y presiones externas. En mi caso, los tiempos de la Universidad no son algo que acomode a mi ritmo ni que pueda delegar a otras personas. Puede que tu situación sea parecida o sino seguramente algún otro factor externo hay.

En cualquiera de los casos, la verdad es que hay situaciones en que las demandas son muchas y no es fácil hacer frente o mantener el equilibrio. Los plazos se acortan y uno no llega a cumplir con todo lo que se propone…

¿Qué hacemos ahí? ¿Salimos corriendo? ¿O cómo lideramos la situación?

Hay cinco hábitos que estoy segura van a servirte, como me sirven a mí, para manejar mejor esas situaciones límite donde no hay reloj de Bernardo que resuelva tus problemas. Estos hábitos son:

  1. Leer diariamente tu misión personal
  2. Rodearse de las personas correctas
  3. Minimalismo mental
  4. ¡Divertirse!
  5. Frenar

Cada uno de estos hábitos requiere una tarde entera de mates para conversarlo,  así que solamente voy a explicar uno en profundidad: el minimalismo mental. Los demás, te cuento un poco y te dejo un par de links por si te interesa leer más ;)

 

1.     Leer diariamente tu misión personal

Hace varias semanas, en Superhábitos venimos conversando la importancia de tener una misión que de sentido a todo lo que haces.  Es la principal motivación para afrontar esos momentos donde uno tambalea y no sabe muy bien para dónde seguir caminando.

Por eso, el hábito de leerla diariamente te lleva a conectarte con lo más profundo de vos y, de esta manera, recargar energías.

A mí me sirve tenerla en un corcho, al lado de mi escritorio. Otras personas llevan un objeto que se las recuerda o una imagen en la billetera. Hay muchas formas, deberías ver cuál es la mejor manera para vos. Lo importante es que puedas acceder a ella con facilidad.

En la medida que estés en sintonía con tu horizonte, vas a estar más dispuesto para seguir avanzando hacia eso que querés construir.

2.     Rodearse de las personas correctas

Esto es indispensable en todos los ámbitos donde te manejes. Hay muchas personas que atraviesan problemas similares a los tuyos y que comparten tus sueños. Conectarte profundamente con las personas correctas, marca una gran diferencia en la vida.

Entre otras 10 lecciones prácticas para conectarse con otros, Mati mencionó que no necesitás miles de personas para cambiar las cosas. Con 5 alcanza.

En situaciones límites, es cuando más notas la diferencia. Por ejemplo:

  • Ser parte de la Comunidad Superhábitos: Con muchos de ustedes tengo la suerte de compartir momentos persona a persona y es genial lo mucho que se puede crecer con  los demás. Solo por dar un ejemplo, el encuentro de Octubre fue el primero organizado por y para miembros de la Comunidad. Lo que en un principio era un desafío para quienes organizábamos, terminó siendo una oportunidad para aprender de nosotros y de cómo trabajar juntos.
  • Equipos de trabajo: Tanto en la facultad como en Superhábitos, haber aprendido a trabajar con otros me ahorró horas de trabajo y me trajo muchísimas alegrías. En situaciones límites, contar con un grupo de personas que comparten tus objetivos te permite delegar tareas no prioritarias o hacerlas a la par de alguien que sabe y está dispuesto a ayudarte.

Más de una vez escuché emprendedores “solitarios” decir que es más fácil trabajar solos que coordinar con otras personas. Tal vez a corto plazo es así, pero construir relaciones profundas y sinceras con otros genera efectos multiplicadores en el largo plazo. Además, ¡hace el camino más divertido!

Conectarse con otros no es ciencia cuántica, sino que se trata de pequeñas acciones cotidianas. Como decía Mati, si empezás por aportar valor a los demás y compartís con ellos experiencias y conocimientos, vas a recibir lo mismo. Pronto vas a estar rodeado de personas tranquilas consigo mismas y abiertas con vos.

Rodeate de personas con las que te diviertas y con las que compartas intereses más profundos. Aunque estén construyendo proyectos distintos,  en ese grupo vas a encontrar el aliento para dar otro paso cuando sentís que no das más.

Ale, Lu y Raquel trabajando juntas en el último encuentro de la Comunidad

 

3.     Minimalismo mental

Aplicando los dos hábitos anteriores diariamente, mantenes el foco y encontrás más soluciones a partir de los aportes que recibis de quienes te rodean. Incluso podes delegar o pedir ayuda cuando lo necesitas.

Ahora bien, las situaciones límites por algo se llaman así.

Cuando tiene que estar listo tu plan de negocios para determinada fecha, cuando tenés una reunión importante o un examen final para redir, no podes cambiar los plazos.

El reloj corre, las horas del día son siempre 24, y vos tenés que decidir qué vas a hacer.

En tu espalda empezás a sentir el peso de tantas exigencias (las que vienen desde afuera y las que vos mismo te pones) y estas situaciones podrían convertirse en pequeñas crisis. Acá hay que aceptar algo: no podemos abarcar todo.

¡Así se ve mi escritorio cuando intento abarcarlo todo!

 

El jueves pasado, Jon Valdivia  explicaba que el minimalismo es una práctica que consiste en ir descartando aquello que sobra, para poder hacer sitio a las cosas que son importantes de verdad. Esta forma de vida se aplica tanto a lo material como a lo mental.

Específicamente en situaciones límite, el minimalismo mental se trata de dejar ir  expectativas y pensamientos innecesarios.

Muchas veces planeamos las cosas de una manera y trabajamos para que sea perfecto. El hecho de que se cumpla todo como esperábamos nos da seguridad. Sin embargo, no siempre las cosas resultan así.

Tal vez la persona con la que tenías una reunión no llegue a tiempo, tal vez tengas un inconveniente en tu vida personal y eso implique un día menos de trabajo, o tal vez justo la mañana de un parcial te quedes dormido.

No es grave, la espontaneidad propia de la vida lleva a que no sea perfecto todo.  Aceptandolo y desprendiéndote de expectativas, podes avanzar más y mejor.

Estoy hablando de comprender que hay situaciones que se escapan de nuestro control y que la opción correcta es dar lo mejor de nosotros en cada momento. Así, los resultados que vayas obteniendo van a valer por el proceso que implican.

Ni siquiera en esas épocas donde las presiones externas son grandes y hay plazos que cumplir, es necesario estar en todo. Físicamente no es posible, y mentalmente es devastador.

Por eso, desarrollar el hábito del minimalismo mental es dejar ir estas expectativas y otros pensamientos. No por ello determinados temas dejan de ser importantes, simplemente en este momento hay otra prioridad.

Aquí puede servirte lo que, en Superhábitos, llamamos desequilibrio enfocado: saber poner pausa para concentrarse en una actividad que resulta prioritaria en determinado momento. Luego, cuando pase esa situación límite, vas a poder volver a los otros temas.

En este sentido, una forma de implementar minimalismo mental es manteniendo el orden en tu lugar de trabajo (o de estudio). Objetivamente, tu cerebro funciona mejor cuando enfoca en una tarea a la vez, lo que es más factible cuando tu escritorio está despejado.

Cuánta diferencia cuando hay más equilibrio, ¿no?
Cuánta diferencia cuando hay más equilibrio, ¿no?

 

4.     ¡Divertirse!

Cuando tenés que tener listo tu plan de negocios para un concurso que cierra el lunes, tomarte el sábado a la tarde suena muchas veces como una locura. Sin embargo, te aseguro que no es así.

A veces creemos que estando todo el día enchufados con una tarea vamos a avanzar más, mientras que en realidad eso no sucede. Literalmente, nos enfrascamos y a medida que pasan los días el rendimiento disminuye.

Más allá de cualquier urgencia, no somos máquinas. Incluir en la agenda momentos para divertirse, para compartir con amigos o simplemente dar un paseo, es una manera de recargar energías para luego continuar.

Es más, el simple hecho de dedicar media hora a hacer una actividad recreativa, ya cambia tu disposición hacia la tarea que estás haciendo.

5.     Frenar

Como te decía, las situaciones límites tienen fecha de vencimiento. Hasta ese momento, los cuatro hábitos que desarrollé antes te permiten mantener el ritmo.  Este último, es la herramienta para mejorar en el largo plazo.

Es fundamental que desarrolles el hábito de frenar y revisar cómo se dieron las cosas; analizar aquello que salió bien y lo que salió mal. Puedo asegurarte que de cada experiencia que vivimos podemos aprender algo, incluso de las que parecen totalmente negativas. 

Es común que repitamos el mismo error una y otra vez. Frenando a pensar estos temas  vas a mejorar tu desempeño y  vas a ahorrarte chocar con la misma pared.

Es un proceso de mejora continua, donde tu propia experiencia es la base para mejorar.

Busca un lugar donde puedas relajarte y conectarte con vos mismo.
Busca un lugar donde puedas relajarte y conectarte con vos mismo.

Emprender (o dar los pasos para empezar a hacerlo) nos enfrenta continuamente a situaciones límites. Hacerles frente requiere más que simplemente tener muchas ganas. Es fundamental que incorpores hábitos como estos cinco, que los pongas en práctica y sigas aprendiendo en el camino. 

Para eso estamos nosotros cuatro acá, y toda una Comunidad viviendo lo mismo que vos :)

¡Contanos tu experiencia en los comentarios!