El día estaba frío y un tanto nublado. Sin embargo yo me sentía resplandeciente. Mirando atrás tenía 28 días seguidos de estudiar intensivamente de 8 a 18, para después trabajar y hacer ejercicio. Agotado pero con 4 materias menos (y a cuatro de recibirme) y un par de grandes logros en el trabajo.
Era viernes y el lunes volvía a Salta, mi provincia natal. Tenía un fin de semana para juntarme con mis amigos de Buenos Aires y relajarme antes de reunirme con mi familia después de 4 meses de mucho movimiento. Estaba almorzando con un amigo charlando sobre diversos temas y me llega un mensaje «necesito que nos juntemos a charlar en Walkiria (un bar cerca de mi departamento de entonces)». El mensaje era de Juan (no es el nombre real), mi compañero de cuarto. Le respondí «¿Me mandé alguna macana?» en un tono un poco divertido, me respondió «no, pero tenemos que hablar”. Parece que la cosa venía en serio.
Tres horas después.
Viernes a las 4 de la tarde, yo con una cerveza a medio vaciar y con la cabeza apoyada en la ventana de una bar. Ahora mi estado de ánimo se llevaba con esa tarde nublada. Después de 4 meses de cambiarme al departamento ideal en casi todos los sentidos, mi compañero, sentado en frente mío, había decidido irse definitivamente. Se había vuelto inminente que tenía que mudarme antes del lunes. Se había generado una disputa con la propietaria y debía actuar rápidamente para dejar todo resuelto antes de mi vuelo.
Una crisis había llegado sin invitación: Mi fin de semana de descanso se convirtió en uno de insomnio.
Estaba muy cansado, no tenía el mejor de los humores. Necesitaba dormir tranquilo, pero no había tiempo dadas las circunstancias. Tenía que desocupar completamente el departamento para el domingo, decidir que abandonar (dado que lo que no me llevara conmigo podía darse por perdido), encontrar donde dejar mis pertenencias restantes y también hipotéticos lugares donde quedarme al volver después de las vacaciones.
Un detalle es que en la ciudad dónde estudio todos los alquileres te exigen garantías propietarias en la misma ciudad. Particularmente no tengo tales garantías y todos mis amigos alquilaban, por lo que se me volvía especialmente complicado conseguir dónde quedarme. No había tiempo para descansar, las crisis generalmente no esperan los momentos más adecuados.
En primera instancia necesitaba más información. No sabía bien que había pasado, ni tampoco conocía la delicadeza del quiebre en la relación (del cual yo no había sido parte). ¿El problema era sólo con él o también conmigo? ¿Qué pasó realmente? ¿Cuál es la posibilidad de que me cambien las cerraduras mientras no estoy en casa?
En este sentido lo primero que tenía que hacer (igual que cuando se resuelve cualquier problema) era conseguir información. Generalmente más información es igual a mejores decisiones. Para ello, quede en volver a comunicarme con mi compañero, que por esos días ya pasaba muy poco tiempo en el departamento, y charlar con la propietaria que vivía al lado. Esa misma tarde fui a pagarle el alquiler sin decir nada y ella sacó el tema. El problema no era conmigo, pero me di cuenta que con un 90% de probabilidad en dos días iba a estar en la calle. Si bien la señora nos ofrecía quedarnos, los términos se habían vuelto inaceptables (y mi compañero no quería saber nada), por lo que decidí mantener mi posición de negociación y ganar tiempo diciéndole que necesitaba pensar y que para el domingo le iba a comunicar mi decisión (ambas cosas eran ciertas).
Luego lo que hice fue testear cuál era mi margen de maniobra y en tanto de negociación. Por ejemplo, si me doy cuenta de que es imposible que consiga otro lugar a donde ir o no tengo apoyo de mis personas cercanas es muy probable que tenga que aceptar cualquier término. En este sentido, llamé a mi hermano (¡Mati!) para escuchar su opinión y que me ayudará a pensar opciones. El Sábado por la mañana me comunique con una señora con quién nos habíamos llevado muy bien en el pasado y que tenía departamentos para consultar que clase de lugares tenía disponibles. También llame a Tomi, un amigo, para saber si el me podría (¡Un domingo a la mañana!) ayudar a mudarme en modo “SWAT”. Él me dijo que no había problema y me ofreció quedarme hasta el lunes en su casa (¡agradecimiento público a Tomi y a su familia por su ayuda incondicional!).
Después me enfoque en hacer control de daños. Tenía que decidir que costos podían evitarse en términos materiales, retiros en relaciones con otros (pedir favores difíciles) y emocionales (evitar situaciones de emocionalidad intensa entre los participantes). Para eso coordine con mi compañero y quedamos en no involucrar en el problema personas que no fueran a sumar a la resolución del problema. Toda la tarde del sábado estuve actualizando un inventario de mis cosas y dejando de lado aquellas que no era muy necesarias. Si no entraba en mi bolso o mi mochila, era desechada.
Por la tarde volví a charlar con la señora para poder entender completamente su punto de vista y verificar la información que ya tenía. Esta charla fue un “esfuerzo” que podría haber evitado pero que sirvió mucho para que las cosas se resuelvan de la mejor manera posible. Encarar una conversación abierta en situaciones de tensión es difícil, pero para poder generar acuerdos en que todos ganen lo mejor es intentar comprender el punto de vista del otro y dejar que se exprese lo que crea necesario respecto de sus problemas. Eso va a mejorar su predisposición a mejorar y te va a dar más datos para tomar tus decisiones.
Todas las cosas de la cocina y la cama venían con el departamento así que sólo tenía que mover los muebles de mi cuarto y mis pertenencias. En este sentido coordiné con Tomi para que me busque el Domingo a las 9 de la mañana para hacer la mudanza (la situación en el lugar era muy tensa y mis energías se agotaban, necesitaba salir lo antes posible). Con mi compañero cenamos el sábado y luego pasamos la noche (hasta las 5 a.m aproximadamente) desarmando todas nuestras pertenencias, ordenando lo que quedaba y dejando todo lo mejor predispuesto para poder irnos lo más fácilmente posible al otro día.
El domingo me levante a las 7.30 y comunique a la señora mi partida definitiva del departamento tal como habíamos quedado. Tomi me busco y realizamos la mudanza rápidamente. Una vez en su casa me habían dispuesto un colchón en el que pude descansar. Dormimos un rato antes de comer en el que no pude relajarme completamente porque entre el viernes y el domingo me había agarrado un fuerte dolor en el brazo y me costaba acomodarme. El resto de la historia sólo mejoró a medida que pude regresar a casa. El único inconveniente que quedo fue el de conseguir un departamento, pero todo se volvió más sencillo una vez que estoy en un lugar tranquilo.
Como con todas las experiencias malas, me quedaron algunas buenas reflexiones. Las crisis no pueden preverse, pero si se pueden generarse condiciones que amortigüen su efecto en caso que se dé. Estas previsiones se relacionan con hábitos que podemos ir adquiriendo y que nos ayuden a enfrentar estas situaciones. En este sentido a continuación les dejo algunas ideas:
1. Mantenete ágil y liviano.
Uno de mis post sobre el que la gente me hizo más comentarios fue uno que se llamaba «como tener menos me ayudo a vivir más». En él relataba como hice para reducir mi cantidad de cosas, hacer ejercicio en cualquier lado y crear un refugio en mi interior. Todas esas cosas fueron claves en esta situación. Mi mudanza demoro literalmente 20 minutos. En el esfuerzo necesitamos sólo dos personas y tres viajes en ascensor para resolverlo. En ese momento me sentí muy contento de haber realizado el esfuerzo de tener menos cosas y me propuse para las vacaciones volver a buenos aires (donde sea que me fuera a ir a vivir) con un 20% menos de ropa respecto de la reducción de 50% que había hecho en las vacaciones. También me propuse un 75% menos material en papel (Amazon Kindle es el nombre del juego). Por otro lado, sabía que dónde sea que fuere que vaya a vivir voy poder seguir mi programa de entrenamiento y con mis actividades normales del día a día.
Si queres aprender los pasos para vivir con menos cosas y dejar espacio a lo importante te recomiendo también que pases por este post de Matías.
2. Aceptar que siempre van a pasar cosas malas y que exigen nuestra acción
Hay que tener en cuenta de que en la vida nunca podemos saber que va a pasar. Parece obvio cuando uno lo lee, pero en la práctica muchas veces vivimos basándonos en la idea de que las cosas no van a cambiar. En esos casos muchas veces cuando cambian nos resistimos a estos cambios y no queremos darnos cuenta de que es necesario hacer algo. No propongo que uno viva cómo si fuera a pasar una tragedia todo el tiempo, pero adquirir el hábito de darse cuenta cuando es necesario cambiar y aceptar la suerte de los eventos simplemente cómo algo dado. Si tenemos un lugar de descanso en nuestro interior esto es mucho más fácil, lo cual me lleva al siguiente punto.
- Crea un lugar de confort en tu interior
Cuando me mudé al departamento estaba muy contento. Un piso 13 con excelente vista en uno de las mejores zonas de buenos aires con todos los medios de transporte cerca. El lugar era claramente mejor que otros lugares en los que me había quedado en el tiempo que viví en Buenos Aires. Lo disfrute mucho, pero siempre me ejercite para mantener en mi interior las cosas fundamentales. No depositar mi valía personal ni mi felicidad en el hermoso lugar donde vivía o las condiciones materiales logradas. Por el contrario, depositar mi felicidad en la clase de persona que me estoy convirtiendo, en el tipo de relaciones con los otros que puedo generar y en los objetivos trascendentes que estoy persiguiendo. En este sentido, si pasaba algo malo (que paso) no me volví una persona desgraciada o desdichada. Desde luego fue difícil, pero sabía que podía vivir desde en una mansión o un cuarto mínimo y las razones por las cuales mi vida tiene valor y vale la pena vivirla depende exclusivamente de mi y de mi interior. Quiero aclarar que esto no es algo que haya dominado completamente aún, pero si en parte y trabajo cada día para acercarme más a eso.
- Siempre mantenete rodeado de gente buena.
Me hubiera sido imposible manejar la situación con la seguridad que lo hice y tomando los riesgos si no hubiera tenido buena gente a mi alrededor. Desde la gente que me aconsejo o ayudo directamente hasta aquellos que no se habían enterado de la situación pero que siempre supe que podía contar. ¿Cómo podemos hacer para rodearnos de esta clase de gente? El tip esencial es disfruta de las personas, busca en su interior las cosas buenas que sepas de ellos y decirles que aprecias su compañía. Que se den cuenta de que genuinamente disfrutas de estar con ellos. Por otro lado, cuando conozcas a alguien no lo veas como algo neutro o incluso un impedimento, trata de siempre ser amable sabiendo que tienen algo de valor en su interior. Sé que es difícil pero los dividendos de hacer esto son inimaginables.
En este link podes encontrar algunas ideas sobre como conectar más fácilmente con otros.
Originalmente este post fue mayormente un descargo. Parte de él empecé a escribirlo en medio de la situación para entender mejor cómo me sentía y la otra parte un par de días después. Esta situación fue muy estresante e incómoda, pero existen otras mucho peores. Un año atrás, exactamente en la fecha en que escribo con mi familia tuvimos un accidente de auto que terminó con la destrucción total del auto. Ese día ninguno tuvo heridas de gravedad. Sin embargo, los principios de una u otra forma se aplican. No importa cuál sea tu situación nunca podes estar seguro de lo que va a pasar en las próximas horas y días. Estas ideas se aplican también a los negocios y mucho más si sos un emprendedor en contextos turbulentos cómo el latinoamericano. Entonces no se olviden de mantenerse livianos y ágiles, recuerden que las cosas malas pueden pasar y exigen unas respuestas, manténganse rodeados de buena gente y construyan un lugar de confort en su interior.
Por último, cuándo me enfrente a esta situación no había visto todavía esta charla de Ruth Chang sobre cómo tomar decisiones difíciles. En mi caso era tomar lo seguro y quedarme con una situación difícil o “quedarme en la calle” y arriesgar por una situación más favorable confiando en mi capacidad de enfrentar lo que fuera a venir. El último punto es entonces aprender a tomar decisiones difíciles.
¡Buena semana!
PD: A pesar de que escribí este post un par de meses atrás recién ahora me siento enteramente cómodo con publicarlo. Fue una experiencia muy fea y las consecuencias siguieron existiendo por un tiempo. Al final, después de varias idas y venidas, termine consiguiendo otro departamento en el cuál estoy viviendo hace ya casi 3 meses. Nuevamente, en esa transición varios amigos y familiares fueron claves para que el proceso sea lo más fácil posible. Muchas gracias a ellos, por esto y por ser parte de mi vida :).