Enfocar y equilibrar para sacar lo mejor de uno (Parte 1)

Siempre, para lo que sea que emprendamos, si queremos que cada pequeño paso que damos nos acerque a un horizonte determinado, debemos comenzar por enfocar. Esto quiere decir:

  • Definir con la mayor claridad posible cuál es ese horizonte y por qué queremos llegar allí.
  • Definir, en función de ese horizonte visualizado, qué es lo importante para nosotros.

Después de definir nuestros objetivos, qué es lo importante, visualizarlo y conectarnos con nuestros sueños, necesitamos comenzar a hacer lo que hace falta para alcanzarlo. Ahí es que debemos ejercitar el equilibrio.

 

¿Por qué el equilibrio es la clave de todo?

La única manera de consolidar hábitos que nos hagan estar bien y hacer lo que queremos hacer, de la manera en que queremos hacerlo es manteniendo el equilibrio interno y externo. Hay que aprender a mantener nuestro nivel de «producción» de cosas de igual forma que nuestras condiciones o capacidades para realizar estas cosas. Y para desarrollarnos plenamente en nuestras actividades necesitamos desarrollarnos en todas nuestras dimensiones, sin descuidar ninguna, equilibrándolas en nuestro día a día.

Si sólo nos dedicamos a trabajar o estudiar y no cuidamos nuestra dimensión física, por ejemplo, probablemente nos expongamos a un desgaste que a largo plazo termine por dejarnos sin poder trabajar o estudiar con el 100% de nuestro rendimiento.

Pensemos lo importante que es equilibrar:

  • los momentos para uno mismo, en silencio, para pensar y crear, y los espacios sociales, para compartir con otros, escuchar, aprender y construir relaciones.
  • los espacios para estudiar, los de trabajar duro, con los de descanso, ejercicio, meditación y diversión.
  • nuestra dimensión física, descansar, alimentarnos bien, hacer ejercicio, etc.
  • el ejercicio mental cotidiano y dedicar espacios a nuestra dimensión espiritual de igual manera.

 

El equilibrio nos permite tener la paz y la claridad para mirar de forma amplia las situaciones, a nosotros mismos, a los otros, la vida en general. Nos ayuda a mantenernos alineados con lo que ya definimos que para nosotros es importante, con ese horizonte al que anhelamos llegar.

Equilibrar es fundamental para tomar las buenas decisiones de hoy, que van definiendo nuestro mañana.

Tanto en la Universidad como en un trabajo o cuando nos desenvolvemos en cualquier ámbito institucional, formal, con pautas establecidas, horarios fijos, fechas y plazos que cumplir, se trata de circunstancias y condiciones externas a nosotros.

Voy a tomar la Universidad como ejemplo. Cada persona vive su trayecto de una manera singular. Algunas por momentos más traumáticas que otras, pero en general todas con aprendizajes y experiencias.

Para algunas personas estudiar para la Universidad es «lo más importante», mientras que para otras es «una actividad más», que en la escala está después de, por ejemplo, compartir con amigos o alguna otra actividad como un deporte. Entonces, tomando estos dos casos y llevándolos un poquito al extremo a modo de graficar con claridad la idea, puede suceder que:

  • La primera persona pase mucho tiempo estudiando y trabajando para la Universidad, esforzándose mucho para llegar a estar al día, presentar los trabajos y aprobar las materias. Puede ser que por esta razón, por ser lo más importante, decida dejar de lado otras actividades, como reuniones con amigos; o puede que durante los cumpleaños familiares comparta sólo un momento y luego se vaya a otro cuarto a estudiar, incluso durante gran parte del año deje de hacer ejercicio, porque “el tiempo no alcanza”, y la Universidad es lo más importante.
  •  Por otro lado, en el segundo caso, es muy probable que esta persona que prioriza muchas otras cosas antes de la Universidad, salga muy seguido con sus amigos, se duerma tarde y no dedique tantas mañanas a estudiar como el primer caso. Puede también que dedique mucho tiempo y energías un deporte que realiza y que luego esté muy cansado o no tenga tiempo para hacer todo lo que la Universidad demanda, y termine haciendo trabajos y estudiando a último momento. Puede que no apruebe muchas materias o que no tenga un muy buen rendimiento, pero ¿por qué continúa haciendo estas cosas? Porque elije hacerlo así, y sus prioridades son muchas antes que la Universidad.

 

¿Acaso existe alguna persona en el mundo a la que no le haya pasado alguna de estas cosas aunque sea una vez en su vida universitaria? Más allá de la Universidad, ¿acaso no les pasó que le dan mucha importancia a una actividad, como puede ser el trabajo, y descuidan casi por completo otras como compartir con la familia, con amigos, hacer ejercicio, tener espacios de descanso? Es decir, ¿a quién lo le pasó perder el equilibrio alguna vez por darle demasiado lugar a una cosa por sobre otra?


¡Contános tu experiencia y seguinos en el próximo post! :)

 

 

Fotos: M. Guadalupe Salom