Necesito que respondas una pregunta: ¿Qué quieres?
No es una forma de decir. No es sólo una idea para que leas y avances buscando saber de qué va todo esto. Si quieres cambiar tu vida, respóndela antes de pasar al próximo párrafo:
¿Qué quieres?
Puede ser abrumador, es cierto, pero necesito que lo hagas. Deja de mirar la pantalla por unos segundos y respira. Escucha la respuesta que empieza a emerger en tu interior.
Tampoco estoy hablando de qué negocio quieres iniciar. Piensa más allá, como persona y ser humano.
Ahora convierte tu respuesta en palabras. Busca un papel y lápiz y escribe tu respuesta allí. Si prefieres, simplemente dilo y graba la respuesta con tu celular.
¿Qué quieres?
Si no estás seguro con tu respuesta, hay una forma simple de saberlo: ¿Te emociona? ¿Te sientes identificado? ¿Es algo que quieres tú o algo que te enseñaron a desear y no sabes por qué?
Piensa en tu vida hasta ahora, ¿de qué estás orgulloso? ¿De qué te arrepientes?
Piensa en tu vida desde ahora, ¿de qué deseas estar orgulloso en tu último día de vida? ¿Qué legado quieres dejar a tu familia o comunidad? ¿Cómo deseas que te recuerden?
Observa con atención tus prioridades, ¿estás dejando que los problemas de otros te alejen de aquello que sueñas? ¿O acaso tus objetivos profesionales están barriendo con tu vida personal?
Nadie puede escucharte, así que no tiene sentido mentir: ¿Estás dejando que algún miedo guíe tus decisiones? ¿Miedo a quedarte solo? ¿A qué te desaprueben? ¿A fracasar?
¿Estás viviendo en las áreas de tu vida que te resultan cómodas y que dominas? ¿O estás permitiendo que viejas definiciones sobre quién eres y qué haces tapen lo que realmente quieres?
¿A dónde estás yendo? ¿Qué construyes cada mañana cuando te despiertas?
Llevo un par de semanas deseando preguntarte esto, francamente. Si bien en Superhábitos nos esforzamos por darte herramientas para que crees un emprendimiento mientras trabajas, hay algo que nos preocupa más aún: que vivas una vida de la que estés orgulloso.
Que seas feliz, aunque suene como algo difícil de alcanzar.
Después de todo, emprender es sólo un medio. No es el fin en sí mismo. Emprender es una herramienta que te permite crear el trabajo de tus sueños, o que te permite ganar dinero bajo tus propios términos y te da una libertad sobre la que puedes diseñar tu estilo de vida o expresar tu personalidad.
Pero emprender no es el fin. Es sólo un camino. Y hoy quiero que hablemos de lo que está más allá. Quiero que hablemos de lo que realmente quieres, no de cómo vas a conseguirlo.
¿Quieres estar más saludable? ¿O pasar tiempo con tu familia? ¿Quieres formar una familia? ¿Encontrar a alguien a quien ames? ¿Viajar, tal vez? ¿Conocer lugares y personas? ¿Quieres dejar de preocuparte por el dinero? ¿O aprender algo nuevo, tal vez leer un libro? ¿Quieres ser feliz? ¿Qué es ser feliz para vos?
Hace un par de días leí una frase que me hizo sonreír. No tomé nota de ella, pero la idea iba así:
“Las personas piensan en largo plazo y se imaginan 3-5 años; largo plazo para mí significa desde ahora hasta que termine mi vida”.
Tengo mucha suerte con mi vida. A diario converso con emprendedores que me entusiasman. Trabajo con mi familia y tengo una novia a la cual amo profundamente y con quien me divierto más ahora que cuando nos conocimos, hace 8 años. Tengo amigos fantásticos y una familia con más de 50 personas a quienes admiro y de quienes tengo el placer de aprender cada semana cuando nos reunimos. En el último año viajé más que en los 10 anteriores y tengo el placer de empezar cada mañana haciendo lo que más me gusta (escribir y escuchar música).
Mientras escribo este párrafo son las 06:16 de un martes. Mejor aún: cada día empieza para mí como un desafío, una oportunidad de enfrentar nuevos obstáculos y sacar lecciones. En cada lección veo un mundo de posibilidades porque sé que lo aprendido no sólo me acompañará por el resto de mi vida, sino que, además, podrá acompañar a alguno de ustedes ahora y a mis hijos en un futuro. Eso hace que experimentos como levantarme a las 5 AM, vivir con 100 cosas o llegar a TEDx tengan sentido por mucho más que el experimento en sí mismo.
Se trata de ser quien quiero ser. Se trata de lo que quiero cuando nadie me ve y aunque nadie me escuche.
Ser emprendedor para ser cool es una pésima idea. Hay otras formas de ser cool a los ojos de otras personas, ¡hey! ¡si fuese por eso sería abogado!
Ser emprendedor se trata de buscar algo que realmente queramos y sumergirnos a fondo en ello. Se trata de no negociar con nosotros mismos ni con los demás.
¿Qué quieres?
En esa pregunta está la esencia de emprender. En esa pregunta está la esencia de vivir una vida que valga la pena.
Porque cuando eres abierto al responder esa pregunta las acciones empiezan a surgir solas.
Qué quieres debe ser una estrella fija en el firmamento que uses de referencia cada vez que las cosas se pongan pesadas y cada vez que debas marcar un nuevo rumbo. Es hacia donde debes levantar la mirada cada mañana al decidir qué harás hoy y cómo lo harás.
Porque la respuesta a qué quieres nunca será material. Hemos crecido asociando objetos a sueños, pero debemos aprender a separarlos y ver qué queremos realmente.
Imaginamos un coche nuevo porque crecimos viendo publicidades en las que las personas en coches nuevos tienen aventuras. Entonces lo que realmente quieres es nuevas aventuras, no el objeto que supuestamente te las dará.
Imaginamos una casa más grande porque crecimos viendo que en casas grandes las personas sonríen más. Entonces lo que quieres es sonreír más y divertirte.
Imaginamos unas vacaciones en Cabo porque alguna película nos mostró una pareja enamorándose en Cabo. Entonces lo que quieres es enamorarte.
Imaginamos que una cámara de fotos nos ayudará a captar más momentos. Entonces lo que quieres es vivir esos momentos.
Hablamos de que nos gustaría tener más tiempo, ¿pero para qué queremos ese tiempo? ¿Lo sabemos con claridad? ¿O estamos esperando a tener un día libre para descifrarlo?
Porque la realidad es que si no tenemos claro para qué queremos esa libertad es poco probable que hagamos lo necesario para alcanzarla. Motivaciones como el dinero o el tiempo no son suficientes para desarrollar la humildad y habilidades que emprender nos requiere. Tenemos que saber realmente qué queremos. Nadie quiere dinero o tiempo. Queremos dinero y tiempo para algo más, y eso es lo primero que debemos aclarar.
Y no solamente qué queremos, sino también cómo.
Tal vez decimos que queremos el tiempo, el dinero o las vacaciones para pasar tiempo con nuestra familia, ¿pero cómo queremos que sea ese tiempo? ¿Cómo queremos que sea nuestra familia?
¿Nos da igual estar con ellos simplemente sentados uno al lado del otro frente a un televisor? ¿O nos gustaría poder conversar con quienes amamos y hacer que sonrían? ¿Te gustaría sentir que confían en ti? ¿O te alcanza con pasar tiempo juntos y que los problemas no se hablen o que se generen discusiones?
La pregunta de qué quieres abarca los detalles también. No se trata de saber más o menos qué quieres, sino de qué quieres exactamente.
Ten este diálogo contigo mismo. Es el diálogo más importante que puedes tener ahora.
Responder a estas preguntas es lo más importante que puedes hacer hoy, esta semana o este mes. No te engañes pensando que hay algo más importante. Tal vez haya asuntos urgentes que llamen tu atención, pero no son más importantes que esto. De hecho, no puedes siquiera saber si son importantes si antes no defines qué quieres (que es la vara con la que ha de medirse qué es importante realmente).
¿Y si aún no tienes la respuesta? En primer lugar, no te creo. Puede ser que aún no tengas la respuesta con absoluta claridad; pero ya sabes en tu interior que hay cosas que disfrutas y otras que no. Principios, valores y sueños que defiendes y otros que te tienen sin cuidado. En segundo lugar, profundiza. Si tienes varias ideas dando vueltas, sumérgete en ellas y descubre cuál es la que realmente quieres.
Esta claridad hace falta, y casi todos los wantrepreneurs con los que conversamos no la tienen aún. Es, sin embargo, un patrón común entre los emprendedores. Y eso es por la magia que viene de responder a la pregunta y ser honesto contigo mismo.
Cuando respondes la pregunta, todos los pasos para cambiar tu vida se vuelven claros.
¿Acaso puedes continuar haciendo algo cuando sabes que te aleja de lo que realmente quieres? ¿Tomarías un camino que lleva a un lugar distinto del que quieres alcanzar?
Si quieres cambiar tu vida, primero debes saber hacia dónde quieres cambiarla, qué es lo que quieres que sea distinto y por qué. El truco está en que cuando elegimos la vida que deseamos construir exclusivamente desde nosotros, nuestros sueños, principios y afectos, nos damos cuenta de que no hay nada que justifique abandonar ese camino.
Lo difícil que pueda ser desarrollar una nueva habilidad, controlar nuestro estado de ánimo o incorporar un hábito se vuelve pequeño cuando lo ponemos en perspectiva con lograr o no aquello que más nos importa.
Lo complejo que pueda ser cambiar conductas que llevas repitiendo por años o tradiciones familiares cuyo origen es difícil entender; es insignificante cuando lo ponemos a la luz de qué queremos construir y la vida que queremos dejar a nuestros hijos.
Los riesgos y el temor que pueden generarnos son mucho más soportables que la idea de pasarnos los escasos años que tenemos para vivir haciendo lo que otros esperan o quieren de nosotros.
Los reveses u obstáculos se vuelven irrelevantes. Si dejamos que un traspié nos haga abandonar, estamos abandonando la única vida que realmente vale la pena vivir. Si tuviste una mala semana, ¿vas a dejar que te regrese a un camino que no quieres? ¿O vas a tomar las lecciones, sacarte el polvo y encontrar la manera de continuar? ¿Existe posibilidad real de renunciar cuando ninguna de las otras opciones te emociona o entusiasma como esta?
¿Qué quieres? ¡Esa es la pregunta!
Y esto no quiere decir que mañana renuncies, o que pongas tu vida en riesgo sólo para cambiar algo que has hecho hasta ahora.
Lo que quiero decir es que respondas la pregunta con completa honestidad y la coloques en un lugar donde puedas verla cada día, o que la escuches cada mañana al levantarte.
Y no permitas que pase ni un día más sin dar un paso hacia ello. Un paso, simplemente.
Tendemos a pensar que estamos a un millón de pasos de aquello que queremos. Que podremos llegar allí luego de fundar una empresa de un millón de dólares o décadas de trabajo.
Pero si empezamos a avanzar de a un paso, pronto nos daremos cuenta de que el mayor obstáculo entre nosotros y lo que nos propusimos es la falta de acción.
No te preocupes por el tamaño de los pasos, ni por hacer que cada paso sea perfecto. Simplemente intenta algo distinto para acercarte y observa lo que sucede: ¿Sirvió? ¿Qué podrías haber hecho distinto?
Si sirvió, mantenlo y da otro paso adelante. Si aprendes algo nuevo, usalo para corregir los pasos que sigan. El poder de las acciones cotidianas es enorme, y empezarás a sentirlo tú también.
Crecimos viendo películas en que los romances surgen en caras cenas románticas; pero para crear una relación profunda, alcanza con dejar el celular a un lado y tomar una caminata en tu barrio al final de cada día con tu pareja. Estarás más cerca de vivir de lo que te gusta ayudando a una persona que planeando y dándole vueltas a un Plan de Negocio. Toma un vaso más de agua que ayer y tu cuerpo lo agradecerá. O simplemente llama a alguien querido.
Las personas felices y exitosas no son distintas de aquellas infelices y estancadas, simplemente hacen distinto pequeñas cosas todos los días. Saben cortar con el piloto automático e ir mejorando cada parte de su día de a poco.
Y todo empieza por saber que su éxito no se mide en una vara universal, sino que es una vara personal.
Adecúan su día, no a lo que otros esperan o a los anuncios en una revista, sino a aquello que han definido como importante y querido. No cumplen con compromisos, sino que llenan sus días con actividades y personas que cargan sus energías, los inspiran y ayudan a crecer.
Busca tu respuesta y empieza a vivirla. Encuentra cuál es tu parámetro de lo importante y llévalo a tu día a día. Haz un pequeño cambio mañana, y otro al día siguiente. Si no sabes qué paso dar, ¡pide ayuda! Para eso estamos aquí.
¿Cómo cambiar tu vida?
Vuelve a la pregunta:
¿Qué quieres?
Y luego vive la respuesta.