(Este artículo lo escribimos juntos con Mati).
¿Sabes cuántas cosas tienes realmente en este momento? ¿Sabes cuántas usas y cuántas no?
¿Podrías vivir sólo con 100 cosas en total?
La mayoría de nosotros no somos conscientes de cuántas cosas tenemos, de cuántas de ellas usamos, y de cuáles son las que en realidad necesitamos. Pero todos sufrimos el estancarnos con cosas materiales alguna vez.
Pasar mucho tiempo limpiando y ordenando todo lo que tenemos.
Gastar dinero en arreglos de objetos que casi no usamos.
Frustrarnos porque “necesitamos” tener más ropa o muebles.
Endeudarnos para pagar cosas que compramos porque sí.
Esto no tiene por qué ser así. Estamos acostumbrados a querer tener más y más, porque aprendimos que es el camino que debemos seguir. Es más valorado tener más, gastar más. Pero muy pocas veces lo cuestionamos.
El Desafío de las 100 cosas
Hace un tiempo con Mati leímos acerca del “100 Things Challenge” o “El Reto de las 100 cosas” y decidimos sumarnos con miles de personas alrededor del mundo a este Desafío.
Dave Bruno comenzó este movimiento para simplificar su vida y luchar contra hábitos de consumismo sin sentido. Cuando cuenta su experiencia, habla de cómo miles y miles de personas se encuentran estancadas materialmente, acumulan, compran, guardan y se ven ahogadas en objetos, ropa y cosas nuevas permanentemente. Con este Desafío plantea dar tres pasos para salir de ese estado de estancamiento debido a lo material:
1) Reducir algunas cosas.
2) Rechazar más cosas nuevas.
3) Reajustar según las prioridades.
¿Por qué hacemos esto?
La vida es un experimento. Plantearnos nuevos Desafíos nos mantiene en movimiento, nos permite aprender de nosotros mismos, nos mueve de nuestra zona de comodidad. Así Mati y yo comenzamos distintos experimentos juntos:
- Digitalizando todos nuestros papeles.
- Haciendo el Proyecto 333 aplicado a la ropa (vivir con 33 prendas cada 3 meses).
- Creamos el Proyecto 28 litros (lograr viajar con todo lo que necesitamos en una mochila de 28 litros) y lo probamos viajando dos meses en invierno.
Ahora decidimos empujarnos un poco más allá y, además de nuestra mochila, reducir todo lo que tenemos a 100 cosas o menos. Esto incluye tanto las cosas que van en la mochila cuando viajamos, como otros objetos que usamos en el día a día que no van en la mochila pero que si nos mudáramos, las llevaríamos.
El objetivo más grande que nos planteamos con este desafío es: estar listos para mudarnos o viajar en cualquier momento y a cualquier lugar.
Así como es bueno incorporar los hábitos antes de necesitarlos, deshacerse de cosas antes de mudarse o viajar hace que los procesos sean más simples y naturales. Si ahora hacemos este desafío, cuando queramos salir por un viaje de un mes o de un año será muy fácil. Si no, nos veríamos abrumados por lo que tenemos acumulado y deberíamos recortar lo que tenemos rápidamente sin hacer una buena evaluación. Con este desafío, es paso a paso. Cuando llegue el día de agarrar nuestra mochila y salir, será muy simple. Otras razones que nos impulsaron a hacerlo:
- No queremos tener cosas que rellenen “vacíos del pasado”. Comprar en exceso y acumular tiene que ver con llenar algún vacío que sentimos que tenemos debido a situaciones de nuestro pasado que no resolvimos. No queremos eso, así que este desafío nos ayuda a atravesar un proceso para resolver estas cuestiones. Viajar y moverse de lugar es siempre mirar hacia adelante, queremos asegurarnos de estar mirando bien al frente J
- Para deshacernos de cosas innecesarias de la casa, hacer espacio y aliviar la carga visual.
- Para darnos cuenta qué necesitamos, a qué cosas les tenemos cariño y cuáles no necesitamos.
- Para liberarnos de la carga de posesiones.
- Porque es divertido y emocionante.
- Para ponernos un límite: cuando logremos tener nuestras 100 cosas, tendremos ese límite durante un año, esto nos permitirá regular y mantenernos.
Lo incómodo nos hace crecer
Nos emociona plantearnos estos objetivos, ponernos a prueba y poder demostrarnos a nosotros mismos que no necesitamos de muchas cosas que estamos acumulando, a pesar de que venimos hace años reduciendo poco a poco.
¡Es increíble cómo podemos creer que «no somos personas que acumulen cosas innecesarias» cuando en realidad tenemos un montón de ellas! Y casi sin darnos cuenta, esas cosas nos estancan, nos frenan, nos atan a algo.
Luego de experimentos de este tipo somos más grandes, más libres, más independientes de las circunstancias y los objetos. Cuando frenamos a analizar qué tenemos y nos obligamos a tomar la decisión de deshacernos de muchas cosas de forma extrema, descubrimos que lo más importante es poco.
Las cosas materiales que son esenciales son muy pocas: son las que nos permiten crear valor todos los días, crecer y construir algo que importe. Fuera de ese grupo de cosas esenciales, todo lo demás nos ocupa espacio mental y físico. Nos demanda energías y hasta dinero para poder mantenerlas. En algunas ocasiones llegamos a endeudarnos durante mucho tiempo para obtener algo que en realidad no es esencial y sólo nos estanca más.
Esto nos pasó, pero logramos verlo y cambiarlo.
Este desafío es para nosotros un desafío personal muy importante, pero también una manera de demostrarnos y demostrarte que lo mejor que puedes hacer es reducir la cantidad de cosas que tienes, y la cantidad de cosas que crees que necesitas para tu vida y para tu emprendimiento.
Los objetos son herramientas que deben potenciarnos y ayudarnos a lograr algo, a simplificar procesos, a crear valor. Si no te potencia, si no te ayuda y complementa, debe irse porque es un obstáculo para que llegues a tu objetivo más importante.
“La simplicidad es acción”, dice Dave Bruno.
Cuando compramos o acumulamos cosas que no necesitamos, no estamos conformes con nuestra vida o con nosotros mismos y tratamos de llenar un vacío con objetos. Este desafío nos permite ser más extremos y vivir lo que creemos. Y nos demostramos que no necesitamos exceso para tener éxito, para lograr grandes cosas, para ayudar a otros, para solucionar problemas. Al final de este proceso, sabremos exactamente lo que necesitamos y lo que no, y teniendo menos podremos hacer y lograr más.
Simplificar es un multiplicador de resultados, deshacerse de cosas no esenciales es hacer espacio para lo importante.
Y lo más importante nunca es material.
Nunca lograrás que tu emprendimiento comience o crezca, nunca podrás trabajar mejor con otros sólo por tener un lindo traje o manejar un auto impactante, menos aún por ir a cenar a lugares muy caros o por comprar cada cosa que esté de moda. Sólo podrás generar algo que importe si solucionas problemas de otras personas, si disfrutas lo que haces y te enfocas en desarrollarte en tu máximo potencial.
Lo material viene después, y cuando te enfocas en lo que realmente importa, ves que incluso puedes comenzar un negocio con mucho menos de lo que esperabas.
Cómo comenzó el proceso
Estamos comenzando este Desafío y documentando cada paso. Hasta ahora hemos atravesado los dos primeros pasos y estamos ansiosos por compartirlos. Publicando esto nos exponemos y buscamos hacernos más responsables y mantenernos en esto que creemos con más fuerza. Nos inspiramos en el 100 Things Challenge, pero hicimos varias adecuaciones y planteamos nuestras propias reglas.
Antes que nada, leímos las reglas del desafío original, y lo primero que pensamos fue “¡qué mal, esto es más duro de lo que imaginábamos!”.
Estábamos realmente muy entusiasmados, como un niño que está por estrenar un juguete nuevo, y al ver las reglas una por una nos dimos cuenta que sería algo tremendamente arduo de cumplir. Los cambios que hicimos no fueron para comodidad nuestra o para hacer algún tipo de “trampa”.
El objetivo principal es ser extremos y reducir no importa lo que pase a 100 cosas o menos.
Dave Bruno dice que este desafío puede desatar muchas preguntas, por ejemplo cómo saber si un objeto cuenta como una cosa o cuándo contar un grupo de cosas como una sola. Su respuesta a todas estas preguntas es “decide yourself” (decídelo tú mismo). Esto no es una competencia, no hay reglas establecidas que no pueden ser modificadas. Lo hacemos por diversión, por un objetivo personal y para crecer, así que para cada uno de nosotros será distinto.
El Plan que definimos fue el siguiente:
0) Definir un objetivo y reglas.
1) Hacer un inventario completo con fotos y registrar impresiones en el proceso.
2) Hacer un primer filtro: empezar pensando lo que necesitamos para un mes. (Incluiría todas las actividades que podemos llegar a hacer como talleres, ir a la montaña, viajar, trabajo, actividades diarias, deportes.) Marcar con una estrella las cosas que van a quedar, haciendo un filtro rápido. Marca las que te querés quedar pero no estás seguro todavía.
3) Deshacerse de todo lo que dejamos ir en ese primer filtro:
- Donar
- Reciclar
- Tirar
- Vender
4) Hacer un segundo filtro hasta quedar con 100 cosas o menos sí o sí.
5) Vivir durante 1 mes :), con registro de cada vez que a) viajemos, b) problemas, c) eventos.
6) Al final de ese mes revisar y ver si queremos cambiar alguna regla.
7) Vivir durante 9 meses con 100 cosas o menos. Mantener una planilla pública actualizada.
8) Hacer un análisis mensual de la experiencia. Todo el registro que hemos comenzado a hacer y estos artículos en los que compartimos la experiencia apuntan a ayudarnos a reflexionar a nosotros y tener registro, pero también a ir creando un sistema para quienes quieran sumarse a este desafío y deshacerse de todo lo que no importa.
Hoy veremos los Pasos #0, #1 y #2 y las primeras lecciones de este Desafío.
Si quieres seguir al tanto de cómo vamos con este proceso y leer los divertidos tweets que publicamos cuando nos sentimos agobiados y en medio del caos de cosas que tenemos, síguenos en twitter a Mati o a mí.
Paso #0 – Establecer nuestras propias reglas
Lo primero que hicimos fue sentarnos a ver las reglas originales y decidir cuáles serían nuestras propias reglas para este desafío. Las que quedaron fueron las siguientes:
#1. Es un reto personal
Todas las dudas que surjan en el camino se resuelven pensando en el objetivo final que ya fijamos. No debe afectar a otros. Es un reto personal que nos afecta sólo a nosotros dos. Entonces, por ejemplo, si un amigo nos invita a su casamiento, no podemos ir con zapatillas y jeans a un evento tan importante para él sólo porque “somos extremos y tenemos pocas cosas”.
El reto nos afecta directamente a nosotros, no debe afectar nunca a otros.
#2. Incluye todo lo que son exclusivamente tuyas
Abarca los objetos personales de uno. Es decir, cosas que son nuestras, que nos llevaríamos si nos mudáramos, o sobre las que tenemos libre disposición. No incluye cosas de la casa, del hogar o comunes.
Para ser más clara aún: incluye todo aquello que si lo destruyera, nadie podría reclamarme al respecto :) Entonces, incluye por ejemplo: ropa, objetos personales, objetos de trabajo y hobbies.
#3. Es un experimento con plazo
El plan es dedicar 2 meses a reducir y vivir así 9 meses hasta diciembre.
#4. Medida de cuenta son 100 cosas, pero podemos cambiar la lista cuando queramos.
Podemos cambiar qué incluye la lista cuando queramos. La cantidad es arbitraria, pero nos da una pauta de medida. Mientras sean 100 cosas o menos, la lista puede ir variando durante el año. Entonces podemos comprar cosas nuevas, siempre dentro de la cantidad total.
#5. Hay cosas que cuentan en grupo, y cosas que no cuentan
¿Cómo saber si un grupo de cosas se cuenta por separado o juntas? Si tienen sentido por separado, cuentan como una cada una. Si sólo tienen sentido juntas (como el cargador y el celular, o las zapatillas que conforman un par), cuentan como una. Los pares de zapatillas/guantes/etc. cuentan como 1.
- Las Fundas: si ocupan el mismo espacio del objeto que protegen y no se separan, cuentan como el objeto principal 1 (por ejemplo, los lentes y el estuche de los lentes, no tiene sentido el estuche en sí mismo, sólo para proteger los lentes, entonces cuentan como 1).
Siempre que tengamos dos objetos entre los que podríamos elegir uno u otro, cuentan como uno cada uno.
- Los cargadores: no cuentan, debido a que una cosa no funciona sin la otra: el celular, la computadora no funcionan sin el cargador.
Si 2 ítems tienen el mismo cable y no lo usan al mismo tiempo normalmente entonces reducir y quedarse sólo con 1 cable.
- Ítems que sí o sí van en grupos: ropa interior, camisetas interiores, medias.
- Los Recuerdos: no cuentan si ocupan el espacio de 1 caja de zapatos como máximo.
En nuestro caso son recuerdos compartidos. Si viajamos no lo llevamos, pero estarán guardados.
- Los Documentos: no cuentan (van incluídos en la billeteras): incluye tarjetas, cédulas de identificación, pasaporte, papeles originales del Colegio, Universidad, médicos, etc. (No cuentan siempre que estén en una carpeta ordenados y con fecha de vencimiento si es que tienen). No incluye fotocopias.
- Cosas digitales: no cuentan (aunque se pueda tener un problema, no es uno ahora).
- Cosas que se consumen: no cuentan (desodorante, pasta de dientes, cremas, etc.)
- Cosas que llevamos puestas todo el tiempo: no cuentan (este es un agregado mío específicamente para mis aritos y un anillo que llevo siempre).
#6. El Regalo tiene 7 días de vida
Decidimos poner una regla para los regalos, que es una de las partes más difíciles de hacer un proyecto en el que reduzcas tus cosas porque siempre va a haber ocasiones como cumpleaños o fiestas en las que puedes recibir un regalo y en general tendemos a guardar todo sólo porque es un regalo. Lo más importante que puedes hacer en relación a otra persona nada tiene que ver con conservar un regalo que te hizo.
Y que sea una regla te obliga a hablarlo con otras personas, a contarles lo que estás haciendo, o cómo sólo tienes 100 cosas. Así, es más fácil evitar regalos que “debas guardar” o sumar a tu lista, y es más simple también a veces aprovechar esos regalos para algo que necesitas. Entonces, se puede recibir regalos pero a partir de ese momento tenemos 7 días para decidir: si lo conservamos y cuenta en nuestra lista, o si nos deshacemos de ello.
#7. Lo que no se queda o se va o se vende en 60 días.
Podemos tener «cosas para vender» por no más de 60 días. Si a los 60 días no lo hemos vendido, debemos sí o sí regalarlo. Excepción: si vale más de U$S200, el plazo de espera para venderlo puede ser de hasta 6 meses. Mientras tanto no podemos usarla.
Paso #1 – Inventario
El inventario es el proceso más tedioso, pesado y abrumador. Pero es a su vez el más liberador y el que más claridad nos dio.
Hacer un inventario de cada pequeña cosa que tenemos, incluyendo las llaves, cada lápiz, cada cable, cada pequeña cosa, nos tomó a cada uno una mañana. En esas cuatro o cinco horas sentimos el agobio de tener tantos objetos.
En este paso contemplamos todo lo que tenemos, incluso todo aquello que sabemos que por las reglas que establecimos no cuenta (como los cables). Es importante para tomar real consciencia de todo lo que tenemos.
Fuimos sacando caja por caja, estante por estante y tomamos una fotografía de cada objeto grande o pequeño. Luego, hicimos el inventario en una planilla para tener como soporte para los pasos siguientes. Y no importó que viniésemos reduciendo hace años, que hubiésemos reducido nuestra ropa a lo que pensábamos era el mínimo, ni que tuviésemos muy pocos adornos.
¡Haciendo el inventario nos dimos cuenta de que tenemos cada uno más de 300 cosas! Claramente eso de minimalismo no tiene nada :)
Este es el inventario de Mati, 309 cosas.
Este es mi inventario, 329 cosas.
Y además del caos que podemos ver a nuestro alrededor mientras hacemos esto, que ya es abrumador, sacarle una foto a cada cosa nos hace sentir cansados, atascados, y nos generó más ganas de tirar todo que de volverlo a ordenar en donde estaba y guardarlo nuevamente.
Así de pesado es este paso, pero es esto lo que nos permitió hacer una reducción bastante drástica en el paso siguiente.
Paso #2 – Primer filtro
Este paso lo hicimos un día después de hacer el inventario para tener fresco y vívido el sentimiento de agobio que nos impulse a deshacernos fácilmente de muchas cosas. Así, lo que hicimos fue en la planilla marcar (Mati lo hizo con letras y yo con colores) tres cosas:
- todo aquello que estábamos seguros de que se quedaba,
- todo lo que estábamos seguros de que se iba,
- lo que estaba en duda.
De 309 cosas, Mati pasó a 121.
Y de 329 cosas, yo pasé a 172.
Una reflexión sobre esto: además de que es más fácil deshacerse de cosas un día después de haber hecho el inventario, es aún más fácil si lo hacemos sobre el inventario en la planilla y no mirando cada objeto.
Luego de hacer este primer filtro, dejamos descansar el proceso unos días debido a que hay varias cosas que nos olvidamos de contemplar y es bueno tener un tiempo de descanso para recordarlas y sumarlas al plan. También para no saturarnos por este proceso que queríamos que sea un paso a paso simple y muy de a poco. Pasó una semana de estos primeros pasos y ya tenemos un montón de sensaciones, aprendizajes e ideas.
Ya nos deshicimos de muchas cosas, y tenemos muchas otras esperando a irse.
Con estos pequeños primeros pasos ya nos sentimos más livianos y más libres.
Nos gustaría dejarte con las primeras lecciones que aprendimos de esta primera parte y en el próximo artículo acerca de este experimento de minimalismo extremo seguramente ya tendremos 100 cosas o menos :)
Las primeras 7 lecciones
1# Hacer un desafío como este implica aprender a dejar ir muchas cosas.
Estamos más atados a las cosas que guardamos de lo que nos imaginábamos. Cada objeto nos ancla a un momento de nuestra vida, bueno o malo, y este experimento nos está ayudando a procesar eso y dejarlo ir para mirar hacia adelante J
2# Fue más fácil reducir cuando viajamos dos meses el año pasado, que cuando estamos viviendo en nuestras casas.
Al viajar estábamos más abiertos a nuevos lugares, personas y experiencias. No necesitábamos nada más que nuestras pequeñas mochilas de 28 litros y nos divertía el desafío de “sobrevivir así”. Cuando viajamos somos más activos, cuando estamos en casa es más fácil estancarse o estar más cómodos.
Descubrir esto nos sirvió para ver que este Desafío nos ayuda también a trasladar esa sensación de aventura que tenemos al viajar, a nuestro día a día, estemos donde estemos.
3# Reducir y simplificar no son procesos que sea bueno hacer “porque sí”, o de un día para el otro.
Es importante descubrir el motivo que hay para nosotros detrás de esto (como emprendedores, o futuros emprendedores el mayor es la libertad y flexibilidad) y tener la paciencia para ir reduciendo de a poco.
Sería una mentira decir que a nosotros simplemente nos pareció divertido hacer esto. Hace un par de años empezamos a reducir, primero digitalizando, luego simplificando el diseño de los espacios, con el Proyecto 333, y el año pasado viajando/trabajando durante 2 meses sólo con lo que entraba en una mochila de 28 litros. Puede ser que 100 cosas te asuste y está bien. Tal vez este reto no sea para ti. Pero fija tus propias reglas y la cantidad que te sirva.
Te vas a sentir más libre.
4# El tema de simplificar afecta 2 recursos que son fundamentales: nuestro tiempo y nuestro dinero.
Tener o comprar cosas que no necesitamos implica que vamos a pasar demasiado tiempo para conseguir el dinero para mantenerlas y luego ocupar espacios y energías cotidianas.
Ese dinero, espacio, energías y tiempo podría usarse para otras cosas, como empezar ese Proyecto que venías posponiendo o simplemente salir a pasear con alguien que quieras.
5# El poder de los hábitos es casi imperceptible en el corto plazo.
Por eso para motivarnos a afrontar retos de este tamaño tenemos que pensar mucho más allá, y volvernos conscientes del impacto que tienen los actos cotidianos en el largo plazo.
Digamos, por ejemplo, que el hecho de que tu hogar u oficina estén desordenadas afecta tu productividad en un 5% (está demostrado que ambientes simples ayudan a concentrarse y ser efectivos). Eso significa que 18 días al año se pierden.
18 días son unas buenas vacaciones, ¿no? Y eso es pensando en un solo año. Cada 10 años vas a perder 6 meses, ¡6 MESES! Ni hablar si a la distracción empezamos a sumar el tiempo para mantener cosas que no necesitamos limpias, o para ganar el dinero para comprarlas (o renovarlas), o si en lugar de afectarte en un 5% lo hace en un 10%.
¿Qué harías con un mes extra cada año? Eso es lo que está en juego: crear sistemas y hábitos simples que nos permitan aprovechar cada día en el largo plazo, y hacer espacio para lo importante.
6# Es claro que, incluso después de haber simplificado antes, aún hoy usamos sólo el 20% de lo que tenemos.
Esas cosas son claras, y hemos descubierto que la palabra correcta para denominarlas es “HERRAMIENTAS”. Cumplen una función en nuestra vida y nos ayudan a afrontar los problemas cotidianos. Lo que este reto nos hizo enfrentar son el otro 80%, y descubrir que la palabra para esas cosas es, en realidad, “PARCHES”.
En cada caja, estante o cajón que no abro hace 6 meses hay algo que vengo pateando resolver. En nuestro caso, al ya haber pasado por varios procesos lo que queda es lo que cuesta más, y por eso es tan importante afrontarlo.
Que algo sea incómodo significa, normalmente, que debe ser enfrentado.
En esas cajas hay objetos que teníamos simplemente para cubrir algo que, de hecho, las cosas no pueden cubrir. En algunos casos era miedo a perder algo de nuestra identidad (como recuerdos físicos). O a mostrarnos como somos (como el exceso de ropa formal). O simplemente para estar más seguros respecto del futuro (como acumular pedazos de cosas como repuestos, objetos “por si algún día los necesito”). Al final, la realidad es que si dejáramos de invertir tiempo y energías en esas cosas podríamos afrontar la tarea mucho más incómoda – pero efectiva – de solucionar esos problemas en su raíz: nosotros mismos.
Entonces usaríamos el tiempo para desarrollar los hábitos y habilidades que realmente nos van a permitir aportar valor y estar seguros en el futuro, mostrándonos como somos.
7# Extra
¿No les pasa de que guardan un archivo “para cuando lo necesiten”, y después cuando efectivamente sucede lo que hacen simplemente es googlear? ¿O un repuesto para un artefacto casero “para cuando haga falta”, y cuando lo necesitan simplemente salen a comprarlo?
Después cuando los encontramos pensamos “no me acordaba que esto estaba acá. Lo voy a guardar por las dudas.”… ¿y si mejor pensamos “no me acordaba que esto estaba acá, y no hace falta que me acuerde porque lo voy a poder conseguir de cualquier modo. Mejor lo dejo ir y uso los 5 minutos al año que me toma para leer algo que me encante”?
Lo mismo con las cosas que guardamos para vender a pesar de que sabemos de que no hay forma de que obtengamos un precio que justifique el tiempo que vamos a pasar sacando las fotos, publicando el artículo y haciendo la transacción.
Lo que pasa, y tenemos que verlo, es que simplemente nos cuesta dejar ir algo porque asociamos alguna emoción, esfuerzo o esperanza a un objeto. Pero el objeto no puede cubrir ninguna de esas cosas.
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Este es un artículo largo, lo sabemos. ¡Tenemos tanto para decir sobre esta experiencia! Esperamos que lo hayas podido aprovechar.
Intentamos ser lo más honestos y abiertos posibles, para compartir esta experiencia desde dentro, comprometernos más y sumarte a este desafío de tener menos para vivir más :)
Si este artículo te inspiró a reducir aunque sea un poco en tu vida, cuéntame en los comentarios ¿qué vas a dejar ir hoy?
Si quiere seguir al tanto de cómo vamos con este proceso y leer los divertidos tweets que publicamos cuando nos sentimos agobiados y en medio del caos de cosas que tenemos, síguenos en twitter a Mati o a mí.