Una pregunta que recibo seguido es: ¿cómo empiezo mi propio negocio?
La respuesta que doy es siempre la misma: trabaja sobre tu Misión Personal.
Sí, suena raro (si no me equivoco puedo ver tu cara de desconcierto a través del monitor :P).
Pero estoy convencido de que es el mejor primer paso.
Iniciar un negocio implica mucho trabajo y constancia, y para hacerlo es necesario estar llenos de energía, enfocados y con una tremenda capacidad de decisión.
Tal vez el mayor testimonio de todo esto es un testimonio de una persona con la que trabajamos en crear su misión hace poco:
«el haber escrito (mi enunciado de Misión Personal) me permitió conectarme con lo que me gusta o quiero, por lo que inconsciente o conscientemente empecé a hacer aquello que había puesto. (…) Aclaro que no es algo que planifiqué concretar, sino que me esta saliendo naturalmente».
¡Y pensar que el enfoque normal es el de «forzarte» a hacer las cosas!
Mi experiencia, y la de muchos que lo experimentaron, muestran que esa idea de que avanzar hacia lo que uno quiere depende exclusivamente de la fuerza de voluntad es completamente errada. Cuando realmente nos alineamos y tenemos presente lo que queremos en un nivel profundo, y empezamos a ver la conexión entre eso y nuestras acciones diarias, las mejoras en las conductas y hábitos vienen solas.
Como esta, hemos aprendido muchas lecciones y hoy quiero compartir algunas.
1. Una Misión Personal no se trata sólo de las cosas que deseas hacer, sino también de lo que quieres ser
El tema de la Misión Personal normalmente se habla para empresas, pero no para personas. No es algo que se enseñe en el Colegio. Por eso sentarte a redactar una hace visibles muchos pre-conceptos. Uno de esos es que cuando se habla de Misión u Objetivos Importantes se está haciendo referencia a actividades, logros y reconocimientos.
Nada más lejos de ser cierto.
Un buen enunciado de Misión, para cumplir su función de fuente de energía y claridad, contiene no sólo ideas respecto de lo que queremos hacer, sino también respecto del tipo de persona que queremos ser. Después de todo, no hay mejor legado que podamos dejar al mundo que nuestro ejemplo, y no hay mejor manera de defender lo que creemos que vivirlo.
El poder que tiene enunciar el tipo de persona que queremos ser se conecta directamente con la fuerza de la integridad. Si decidimos que queremos ser, por ejemplo, personas rectas y honestas, eso automáticamente va a generar que salten alarmas internas cuando estemos a punto de mentir o traicionar nuestros principios.
Y no lo vamos a hacer, porque tenemos una nueva perspectiva. Ya no es acción vs. consecuencia directa. Ahora es acción vs. traicionarnos a nosotros mismos. Esto también se da con las actividades personales. Si mi enunciado incluye ser una persona saludable, no voy a elegir actividades que me hagan daño.
Eventualmente este ejercicio nos transforma en personas confiables y serias, lo cual lleva a que tengamos mejores relaciones personales y familiares junto al respeto de quienes nos rodean.
Si a eso le sumamos efectividad y un enfoque orientado a aportar valor (dos consecuencias más de tener una Misión), acabamos de transformarnos en alguien con quien todo el mundo quiere trabajar.
2. No tenemos todo el tiempo del mundo, así que mejor usarlo para lo que es realmente importante
Otra frase que nos impactó es esta: «es verdad que antes de ver la misión medio que cosas menos importantes ocupan tu agenda».
Amén :)
Karl Popper fue quien dijo que el primer paso que se da al crecer en conocimiento es pasar de la ignorancia a la ignorancia consciente. Esto es lo mismo.
El primer paso hacia ser una persona efectiva y que convierte ideas en realidades es pasar de la desorganización a la desorganización consciente.
Tener una Misión logra eso.
De repente, tenemos un criterio propio para pensar qué es lo importante, y vemos la agenda y vemos que nuestra organización actual no prioriza eso. Esto, junto a una consciencia de la finitud de la vida (ninguno de nosotros va a estar acá para siempre).
Resultado: hay que dejar de hacer algunas cosas y generar el lugar, energías y condiciones para las que realmente importan.
De nuevo, este es un proceso que se desencadena sólo con el Enunciado de Misión, de manera natural. Como dijo Laura: «ahora que tenemos mucho más clara nuestra misión, la forma de ver las cosas cambia radicalmente, no?».
3. Una vez que iniciamos el Proceso de alinearnos con nuestra Misión, siempre se puede ir mejorando
Otra cosa linda del proceso de convertirse en emprendedor es disfrutar de la mejora constante. La vida nunca se vuelve monótona ni aburrida, sino más bien todo lo contrario. Las aventuras surgen de forma constante en lo personal y en lo laboral.
En este sentido, emprender se trata un poco de estar vivos :)
Por eso encontrar la Misión y priorizar desde ahí no es algo que se hace una semana y listo.
La primera vez que nos sentamos podemos ver con claridad lo bueno y lo malo. Qué tiene que ver con nuestra Misión y qué no.
La segunda vez nos sentamos, pero ahora está sólo el primer grupo. Hay que afinar la mirada, y pasar a un nuevo nivel de consciencia y conexión.
Ahora estamos separando lo bueno de lo mejor, y ya no podemos hacerlo desde criterios socialmente aceptados o impuestos desde afuera, sino que debemos hacerlos desde quién queremos ser y cuáles son nuestros valores.
Y así todos los días, hasta que tenemos internalizado un nivel de foco altísimo, lo cual nos permite afrontar proyectos cada vez más complejos.
Decimos que no, y cerramos viejas etapas para largarnos en proyectos y aventuras nuevas.
4. Aclarar tu Misión te lleva directo a la acción
Se tiende a pensar que la Misión es uno de esos conceptos demasiado abstractos, medio hippies y poco prácticos.
Error soldado, diría mi papá.
Este tipo de frases surgieron también:
- «Hoy (recién) terminé el primer borrador de mi misión personal, y la verdad es que me siento más confiada, me va a ayudar a priorizar actividades mañana».
- «Hoy acabo de realizar la segunda pregunta y me he dado cuenta que debo ser más especifica en mis actividades diarias ya que mis objetivos no están bien definidos en la semana y muchos menos al día».
- «Me ayudó tanto pensar y poner en papel mi misión, que fue esta acción la que llevó a acelerar el trabajo de la página y orientar mejor la temática».
Y, el que más me golpeó a mí:
«Capaz que en palabras tengo que afinar mucho más mi misión, pero cuando la leí en voz alta después de escribirla me dieron ganas de llorar (LITERAL) e hice la imagen para representar mi misión. (…) Estoy muy contenta!»
Hay una frase en inglés que me gusta mucho, y grafica el poder de la Misión Personal: «What has been seen, cannot be unseen». No hay una traducción literal, pero más o menos sería algo así: «lo que ha sido visto, no puede ser olvidado».
Crear un enunciado de Misión y revisarlo a diario graba lo importante en nosotros de forma indeleble. No podemos olvidarlo, ni siquiera en los días malos.
Entonces, de repente, estamos llenos de energía. Y podemos controlar nuestras emociones, ejecutar lo importante y tomar decisiones enfocados.
No porque nos estemos forzando, sino porque tener claro lo importante nos lleva, como consecuencia natural, a vivirlo.
Y eso hace toda la diferencia.
Ahora sólo queda que lo experimentes por tí mismo. Y para eso hemos creado herramientas específicas. Crea tu propia misión personal con esta Guía simple.