Enfocar y equilibrar para sacar lo mejor de uno (Parte 2)

En el post anterior, nos preguntábamos “¿a quién no le pasó perder el equilibrio por darle demasiado lugar a una cosa por sobre muchas otras?”

En el ejemplo de la Universidad hice énfasis en el hecho de que, incluso en los dos casos extremos graficados, siempre elegimos, priorizamos. Sin embargo, priorizar no implica que sí o sí las elecciones que hacemos nos lleven a donde queremos, tampoco quiere decir que disfrutemos de cómo elegimos hacer las cosas. Priorizar no tiene que ver con dedicar la mayor parte de nuestro tiempo y energías a una cosa y dejar de lado muchas otras.

Priorizar más bien quiere decir tener claro qué es lo más importante en cada una de nuestras dimensiones y  mantener el equilibrio entre ellas, decidiendo siempre en función de lo importante y no de lo urgente.

 

Por supuesto que a mí me pasó. Durante mucho tiempo elegía dedicarme más a las actividades universitarias, y dejar de realizar otras actividades, tanto familiares como con amigos, incluso en pareja: durante los dos primeros años de cursado, Mati y yo estudiábamos juntos, cada uno sus materias, ¡todos los sábados a la tarde y muchos domingos casi completos!

Pero cuál es el tema central aquí: la pregunta clave no es si está bien o mal estudiar el sábado a la tarde, o si está bien o mal estudiar mucho, si está bien o mal dedicar más tiempo a una cosa que a otra… lo que tenemos que preguntarnos es:

  • ¿Qué es lo más importante para mí según mis objetivos, lo que quiero lograr, cómo quiero ser, mis sueños?
  • ¿Estoy eligiendo lo que estoy haciendo o simplemente me estoy dejando llevar por presiones? ¿Esas presiones son externas o internas?
  • Si estoy eligiendo conscientemente, ¿estoy revisando mis elecciones de vez en cuando para ver si fueron acertadas o si quizá debo cambiar algo para estar mejor?
  • ¿Disfruto en el día a día cuando hago lo que hago?

Si no les resultó complicado responder a muchas de estas preguntas, o si mientras continúan leyendo esto están buscando las respuestas… en ambos casos se darán cuenta fácilmente si van o no por el camino correcto. Verán que cuando digo correcto me refiero a correcto para cada uno: según lo que para cada uno es importante, lo que cada uno elige y decide hacer, lo que a cada uno en particular lo acerque un poco más a aquello que quiere lograr.

Después de un par de años de dedicar mucho tiempo a la Universidad con cierto desequilibrio, reflexioné mucho y me hice estas preguntas. Fue ahí donde me di cuenta que la Universidad no era lo más importante para mí. Desde entonces (hace 3 años) emprendí un camino mucho más equilibrado y enfocado, empecé a priorizar en mi día a día las actividades, y a tener cada vez más claro qué es lo más importante para mí. Y se pueden resumir en cuatro:

  • Compartir, acompañar y disfrutar de mi familia y amigos y construir relaciones fuertes con ellos.
  • Compartir y dedicar tiempo y amor a mi relación de pareja.
  • Trabajar en desarrollar aquellos proyectos que forman parte de mis objetivos a largo plazo (Súperhábitos es parte de eso ;) )
  • Animarme a realizar actividades nuevas, aprender, conectarme con otros y tratar de aportar cosas buenas a quienes me rodean, en todos los ámbitos en los que me desarrolle.

Desde entonces, los Sábados a la tarde son para hacer cosas divertidas y compartir con Mati; los Domingos son para compartir con la familia, organizarnos, escribir y caminar; y los cumpleaños familiares son lo más importante de la semana, ahora somos los primeros en llegar y los últimos en irnos ;)

 

Sigo explorando formas de alcanzar el equilibrio porque se trata de un proceso, un paso a paso ininterrumpido. Pero, sin dudas, cada día me convenzo más de que encontrar el equilibrio es indispensable para avanzar y llegar a donde queremos llegar, disfrutando del camino. Y ese equilibrio no es ni más ni menos que el resultado del ejercicio de los hábitos correctos todos los días.