Cada tanto me pasa estar muy ocupada, con muchas actividades, proyectos y el horario muy lleno.
Me pasó hace unas semanas. Durante esos días, estoy desde temprano hasta muy tarde trabajando y esforzándome, con extensas listas de tareas para hacer y cumplir. Por lo tanto, a la noche estoy muy cansada. Es como si eso se volviera natural.
Esta es una de mis listas de tareas en semanas de caos:
No siempre freno a preguntarme: ¿es igual de importante todo lo que estoy haciendo? ¿Es más importante el trabajo duro que descansar, o hacerme tiempo para hacer ejercicio?
Es más fácil seguir con el ritmo de la Universidad, o convencernos cada mañana de que “no tenemos tiempo” porque trabajamos 8 horas por y encima tenemos otras ocupaciones. No hay tiempo que perder en reflexionar.
Los emprendedores corremos especial riesgo de caer en este problema. En parte porque nos apasiona lo que hacemos, y en parte porque los resultados que obtengamos dependen de nosotros y de nadie más, nos solemos auto exigir mucho. Si además de emprender, estudiamos o trabajamos simultáneamente, la presión puede tornarse en un grave problema.
A los ojos de quienes nos rodean puede parecer que somos personas responsables, que “hacen las cosas bien”, que se esfuerzan y pronto van a ver su recompensa.
Pero eso es un tremendo engaño.
¿Quién te garantiza que llenándote el horario con “cosas” diversas estás avanzando? ¿Y hacia dónde estás avanzando si no frenás ni 5 minutos a pensar y conversar con vos mismo?
Si te encontrás en esas semanas de falta de foco y estás saturado; si además de emprender estudiás o trabajás y te exigís demasiado en ambos aspectos, lo mejor es frenar y enfrentar el problema, sino pronto se va a convertir en algo enorme que apenas vas a poder sostener.
El problema no es que te falta disciplina, ni que seas “desorganizado” y necesites nuevas técnicas de organización del tiempo.
Nuestro problema en esas situaciones es que pensando en “aprovechar más el tiempo”, terminamos perdiéndolo por no elegir qué es lo realmente importante.
Suena drástico, pero es así.
Por eso es tan importante frenar y darse cuenta de que estar ocupado no es lo mismo que avanzar. Verlo de esta forma es ir un poco en contra de cómo estamos acostumbrados a medir nuestra productividad.
Frenar un momento nos permite definir qué es lo importante para cada uno. No hay “cosas importantes” en general: hay cosas que a cada uno nos importa, que son distintas en cada caso y muy personales.
Recién a partir de ahí podemos comenzar a desarrollar los hábitos que nos permitan conectarnos con ese centro y buscar qué técnica de organización nos sirve.
El proceso sería algo así:
- Reconocer el Caos.
- Frenar.
- Definir lo importante.
- Aclarar visión.
- Incorporar hábitos para mantener el foco todos los días: Meditar, visualizar y crear rutinas.
Veamos cada paso. A mí me sirven siempre y te aseguro que te van a ayudar a vos también.
Cómo definir qué es lo que más te importa
Primero que nada, tenés que ser lo suficientemente vulnerable para estar atento y animarte a reconocer que por más ocupado que estés, estás desequilibrado y yendo hacia cualquier lado menos a donde querés.
Lo siguiente es hacerte un espacio para frenar.
Cuando vas andando en auto por una ruta y querés frenar, no podés simplemente apretar el freno a fondo hasta detener el auto en medio de la calle. Es poco prudente pegar el frenazo de golpe y desacelerar rápidamente (hasta la frase se ve contradictoria ¿no?).
En general vas a mirar por los espejitos hacia atrás, hacia adelante, hacia los costados, encontrar una banquina apropiada e ir bajando la velocidad y estacionando a un lado de la ruta hasta que el velocímetro marque cero.
Frenar de golpe no sirve. No tiene mucho sentido, es más de lo mismo.
Para frenar hay que generarse un espacio y un momento adecuados. Y aquí nuestra querida Teoría de la Represa nos viene como anillo al dedo.
¿La conocés? Tenemos una Guía para esto en el Kit Básico de Herramientas de Organización (te llega gratis si dejás tu mail aquí). Así que podés profundizar más, pero por hoy te quiero contar un poco de qué se trata.
La Teoría de la Represa dice que: de la misma manera en que hacemos represas en el río podemos empezar a organizarnos: comenzando por colocar una piedra grande en medio de la corriente: es decir, haciéndonos un espacio pequeño en nuestro ocupado horario.
Si nos separamos una hora el domingo a la tarde, en esa hora vamos a poder frenar, reflexionar, organizarnos y enfocar. Y a partir de mantener esa hora los domingos, vamos a poder ir colocando durante la semana otras piedras. Con el tiempo, una a una con esas piedras vamos a formar nuestra represa y vamos a tener espacios más calmos y sin estar sometidos a la corriente permanentemente.
Entonces, si comenzamos aplicando esta teoría y armamos una represa, vamos a estar generándonos un espacio para frenar a pensar. Siguiendo el ejemplo de una hora el domingo (que es lo que yo siempre sugiero porque el domingo es un día bastante tranquilo para la mayoría de las personas y es muy fácil separarse una horita), en ese momento vamos a poder estacionar el auto en la banquina y frenar.
¿Qué hacés cuando ya comenzaste a armar tu Represa?
Primero que nada tratás de olvidarte del día a día, de lo que tenés que hacer el lunes por la mañana y lo que no llegaste a terminar el viernes.
Te aseguro que tu emprendimiento no va a fracasar porque vos te desenchufes una hora, todo lo contrario.
Entonces, nos alejamos por una hora de la rutina diaria, de las actividades en las que estamos metidos y nos preocupan, de todo. Apagá o silenciá el celular, y pedile a tu familia que no te interrumpa en esa hora.
En ese espacio, hacé este ejercicio:
(¡Advertencia! Te vas a sentir incómodo, ¡tratá de tolerar esa incomodidad y no te rindas! Te prometo que vale la pena).
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Cerrá los ojos y pensá en cuando ya no estés en este mundo. Conectáte con esa imagen y respondéte:
- ¿Cómo te gustaría que se sientan las personas que te rodeaban, tu familia, amigos?
- ¿Qué cosas te gustaría que recordaran de vos?
- ¿Te gustaría que estuviesen tristes, nostálgicas, recordando cosas y riendo emocionadas?
- ¿Qué te gustaría haberles dejado?
- ¿Qué te gustaría haberle dejado al mundo?
Si dejaras el mundo mañana, ¿de qué te arrepentirías?
De todo lo que pensaste, definí cuáles son las 3 cosas más importantes para vos.
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Con este ejercicio te conectás con lo que te importa más que nada en el universo.
Pensá si lo que estás haciendo hoy es coherente con lo que definiste como importante.
Trabajando con muchas personas de distintos lugares y edades en Superhábitos, la gran mayoría, cuando nos contacta, plantea que necesita aprender a organizarse mejor o técnicas para poder comenzar a emprender mientras trabajan muchas horas al día.
Pero el 99% (no digo el 100% para no generalizar ;) ) cuando hacemos el ejercicio que acabás de hacer, afirma que una de las cosas que más le importa en la vida es la familia.
Es importante tener esta perspectiva.
Si pensás que tu problema es de organización o administración del tiempo, pero te das cuenta de que lo que más te importa es tener buenos vínculos con tu familia, y cuando mirás tu día a día ves que pasás mucho tiempo ocupado en tu emprendimiento, trabajando o estudiando, y a causa de “hacer más” dejás de compartir con tus seres queridos… no estás siendo muy coherente.
Entonces vas a estar ocupadísimo, pero no vas a avanzar significativamente en lo que más valor tiene para vos.
Tu emprendimiento tampoco va a avanzar si no equilibrás tu vida con lo que es importante.
No vas a dar lo mejor que tenés si no descansás bien y hacés ejercicio. Tampoco vas a disfrutar tus días si estás encerrado trabajando en tu proyecto sin compartir con nadie.
Aclarar una imagen
Después de definir lo que más te importa, llegó la hora de materializar una imagen de futuro y cosas que quieras lograr para que no queden en el aire.
Acá confluye todo: lo que definiste que es lo más importante, tu dimensión física, el lugar de tu emprendimiento en tu futuro, etc.
Básicamente consiste en crear una imagen bien clara de cómo se ve tu futuro deseado. Por ejemplo, de acá a 10 años. ¿Dónde querés estar? ¿Qué te gustaría hacer? ¿Cómo sería un día ideal en tu vida? ¡Con todos los detalles posibles!
Pensá en eso y escribílo o dibujálo, y tenélo siempre cerca. Para hacerlo con más detalle y profundidad, te recomiendo que revises la Guía 4 del Kit Gratuito.
Esto te va a ayudar a priorizar las actividades. Si estudiás o trabajás y emprendés a la vez, vas a tener la claridad para saber qué lugar tiene cada cosa en tus días.
Para que esto dure en el tiempo
Nada de esto sirve si no tenés un sistema de hábitos que sustente estos descubrimientos profundos, que te permita mantenerte enfocado, y a partir de lo cual puedas seguir agrandando tu represa, decidiendo qué hacer y a qué decirle que no en función de lo que te suma o resta a tu camino.
Los hábitos correctos te van a permitir mantenerte conectado con lo que más te importa todos los días, de manera que cada cosa que hagas, cada lista de tareas diaria te esté acercando un poquito a esa imagen de futuro que deseás alcanzar.
Hay 3 hábitos clave para esto. Tienen el poder de simplificar tus días, para que seas más libre y te enfoques en hacer lo que más resultados te va a traer en tu emprendimiento, en equilibrio con lo que más te importa.
1. Meditar
Generalmente asociamos la idea de la meditación sólo con la imagen de un monje budista con las piernas cruzadas o haciendo alguna posición extraña de yoga. Pero no muchos saben que la meditación es algo que podemos ejercitar en un minuto, en tres, en diez o en muchas horas, en cualquier lugar y casi en cualquier posición cómoda.
Meditar implica relajar el cuerpo y la mente, concentrarse en la respiración, alejarse de las preocupaciones y vaciar la mente. Se complementa muy bien con el ejercicio de gratitud: agradecer al principio o al final del día por las cosas buenas que tenemos o que nos pasaron.
En este video podés ver de manera muy simple cómo meditar en un minuto. Podés usarlo para comenzar el ejercicio y, con el tiempo, ir aumentando la duración.
Muchos empresarios exitosos tienen a la meditación diaria como uno de sus hábitos principales, y los ayuda a mantener el foco en lo más importante, tomar perspectiva y abordar sus días de la mejor manera.
2. Visualizar
El hábito de la visualización, cuando tenés tu visión clara (insisto en que la Guía 4 te va a ayudar a tener tu visión súper clara), permite que tu cuerpo y tu mente estén en sintonía y dirijan todo su potencial hacia la concreción de aquello que deseás.
Visualizar es, entonces, una forma de auto-motivación permanente.
En este artículo podés ver de manera muy clara la diferencia entre meditar y visualizar y un paso a paso muy útil de cómo hacerlo.
Este hábito es la clave para sostener tu motivación cotidiana y estar enchufado con tu emprendimiento.
A partir de ejercitar este hábito, podés comenzar a incursionar en distintas técnicas para situaciones particulares, como por ejemplo hablar en público o desarrollar anclas mentales.
3. Generarte una rutina.
Una rutina es una serie de actividades o acciones que se repiten periódicamente, pero la rutina que queremos que te armes no tiene la connotación negativa con la que muchas veces lo entendemos: “este trabajo es monótono, tedioso”.
Una rutina no es algo estructurado y planificado puntillosamente que contempla qué vas a hacer cada minuto y segundo de tu día, todos los días.
Generarte tu rutina implica armar un esquema donde contemples actividades que te hacen bien (meditar, hacer ejercicio, tener bloques de trabajo enfocado, visitar personas), en los momentos en los que te hace bien (quizá te sirve meditar a la mañana y visitar personas a la tarde, o trabajar a la mañana y hacer ejercicio a la noche) y día a día o semana a semana vas a ir acomodando tu vida con esa base.
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Este es un ejemplo de mi lista de tareas diaria cuando freno, vuelvo a enfocar en lo que más me importa y recién sigo. ¡Mucho mejor! ¿No? ;)
En general siempre que tengas una lista de más de 10 cosas que quieras hacer en un día, significa que estás desenfocado y probablemente te vas a frustrar porque no te va a alcanzar el tiempo ni la cabeza para todo eso.
En cambio, cuando sean 1, 3 o hasta 5 cosas importantes en tu día, es sinónimo de estar más enfocado y organizado.
Este es el comienzo.
Recordá que estar ocupado y trabajar duro no son sinónimos de estar avanzando hacia donde querés. Tampoco ir más rápido te ayuda.
Generáte un espacio, frená, recalibrá y seguí.
Si tenés los hábitos correctos, cada vez que estés un poco desenfocado o frustrado te va a resultar más claro y fácil estacionar y re-direccionar.
Cualquier cosa, estoy acá para acompañarte :)