Cómo estar preparado para lo más importante (y cómo hacerlo paso a paso)

Javier estaba por salir de viaje. Sentía mucha incertidumbre y entusiasmo.

Imaginaba cómo serían sus días, todo lo que podría hacer, y lo genial que sería su rutina en este nuevo lugar.

Hace tiempo deseaba viajar y lo postergaba por su trabajo en relación de dependencia.

Ahora que había logrado darle forma a su negocio propio, tener sus primeros clientes y renunciar, finalmente podía viajar más.

No eran «vacaciones». El negocio estaba en una etapa importante de crecimiento, y por lo tanto trabajaba mucho. Los primeros tiempos son así: hasta que se logra automatizar y delegar, uno hace DE TODO.

Pero Javier lo estaba disfrutando muchísimo. Trabajaba mucho, pero para él, ya no para otros.

Pero… en ese entusiasmo y emoción por su nueva libertad, olvidó prepararse bien.

Llegó el viaje (esos días soñados), y se topó con muchos problemas. 

De repente le costaba equilibrar los momentos de trabajo y los momentos para disfrutar.

Todos los días se dormía a diferentes horas porque siempre surgía algo novedoso, y se levantaba muy cansado.

Además, estaba muy desordenado en las comidas. Estaba comiendo cosas que no solía comer y no se sentía del todo bien.

Al no tener una rutina clara, todos los días pasaba algo y no llegaba a hacer ejercicio.

Entre el desorden y el cansancio, trabajaba pero sólo para mantener los urgentes al día. Estaba postergando todo el trabajo importante que tenía que hacer para su negocio en esta etapa.

Seguramente lo retomaría al volver a casa.

¿Cuál fue el problema de Javier?

No se preparó bien para esta situación.

El viaje para él era importante, era una forma de vivir y aprovechar la libertad que ahora tenía como emprendedor independiente.

Pero Javier no era un emprendedor realmente independiente.

Aunque tuviese ahorros y algunos clientes, no estaba enfocado, organizado, ni sabía mantenerse productivo en contextos nuevos.

El viaje de alguna forma se convirtió en una pausa en su avance en el negocio, y en su rutina.

Javier no es el único que se enfrenta con estos obstáculos.

Si no nos preparamos bien para las situaciones más importantes que viviremos, pueden convertirse en algo que nos haga retroceder y dificulte avanzar hacia nuestros objetivos más importantes (en vez de ser algo positivo).

Esto sucede porque muy pocos saben cómo prepararse bien para lo más importante.

La base de una buena preparación

Formar hábitos no se trata sólo de ser más productivos, hacer ejercicio o comer bien.

Enfocarte en tus hábitos determina los resultados que tienes en tu vida a largo plazo.

Pero no es fácil proyectar ni dimensionar todo lo que implica.

Solemos postergar cosas que nos gustaría hacer y que sabemos que nos harían ser mejores, y por eso no nos preparamos para las situaciones más importantes.

Hay actividades que no se pueden desarrollar de un día a otro, herramientas que en algún momento necesitaremos pero no podemos aprender y adquirir de la noche a la mañana.

Y si no lo previmos e hicimos una buena preparación, será muy difícil sobrellevar esa situación y sacarle el mejor provecho.

Es como salir de campamento.

No podrás aprender cómo armar una carpa, prender fuego, orientarte en medio del bosque y armar un buen equipaje si no te preparas antes, aprendes, preguntas y practicas.

Cuando estés en el lugar, e intentes organizar y montar todo, te darás cuenta de que te faltan herramientas que no previste que ibas a necesitar, o que tienes objetos que no sabes manejar.

 

Y esto sucede en otras situaciones también.

  • Si no hacemos ejercicio regularmente, cuando nos enfrentemos a situaciones demandantes físicamente no podremos responder bien.
  • Si no hacemos un buen trabajo y sabemos aprovechar nuestro espacio laboral para aprender, aportar valor y desarrollarnos, no seremos personas más capaces y valiosas en otros ámbitos.
  • Si no aprendemos a organizarnos bien en el día a día, cuando viajemos o enfrentemos un problema, fácilmente perderemos el foco y el equilibrio.

Una buena preparación consiste en entender que serás una persona bien preparada si tienes los hábitos correctos, y para llegar bien preparados a cualquier situación debemos entender que hay una etapa de formación y otra de mantenimiento.

Podemos decir que la etapa de formación es más trabajosa o de mayor esfuerzo.

Si bien el esfuerzo es decreciente, porque estamos hablando de que estamos transformando una actividad en algo que hacemos cada vez con menos esfuerzo, al inicio implica atención y foco en ese hábito que estamos intentando formar.

Los primeros días de hacer ejercicio serán más difíciles que la segunda o tercera semana. Aplicar un sistema de organización será automático luego de un mes de usarlo, pero la primera semana será todo nuevo y requerirá nuestra atención.

 

No podemos llegar a la etapa de mantenimiento si no hemos hecho bien la etapa de formación de un hábito.

Y si no entiendes y manejas esto, te sucederá lo que le pasó a Javier. En un viaje, en tu vida cotidiana, en tus relaciones personales, con tus hijos, en tu emprendimiento, etc.

Notarás que, por ejemplo, cuando viajas cambias completamente tus horas de sueño, tu dieta y tu actividad física. En cambio, cuando estamos en casa solemos mantener una rutina similar cada día.

Sin pensarlo demasiado, has hecho el proceso de formación para muchos hábitos, buenos y malos, que son los que tienes actualmente.

En general, en la vida cotidiana estás en modo mantenimiento de esos hábitos que ya formaste.

Para expandir al máximo tu potencial y las posibilidades de tu día a día debes elegir qué hábitos son los que deseas formar, formarlos uno a uno activamente, e ir pasándolos a modo mantenimiento a medida que avanzas.

De esta forma, puedes prepararte para enfrentar diferentes tipos de situaciones previsibles e imprevisibles: viajes, cambios laborales, momentos del año más exigentes y más tranquilos, cuestiones familiares, etc.

Gran parte de nuestros problemas surgen porque nos topamos con inconvenientes o situaciones para las que no estamos preparados.

Esto se vuelve un problema real cuando pensamos que si estuvieses mejor preparado podrías disfrutar más de tu día a día, ser más fuerte, estar listo para gestionar conflictos y resolverlos, e incluso tener éxito laboral y profesional.

Veremos cómo puedes prepararte para las situaciones más importantes desde hoy de la forma más simple posible y asegurándote de explotar al máximo todo tu potencial.

Cómo prepararte para lo más importante, paso a paso

#1. Imagina situaciones en las que te encontrarás en el futuro o que ya estás viviendo y en las que podrías tener mejores resultados.

Por ejemplo:

  • Relaciones con personas.
  • El trabajo.
  • Tu emprendimiento.
  • La rutina cotidiana.

#2. Elije una.

Puedes elegir la que más te esté costando, la que más sufras en el día a día. O también la que más te entusiasma.

#3. Piensa qué persona que conoces y admiras maneja bien esa situación que elegiste.

Por ejemplo: un amigo que está muy en forma y saludable, y ves que puede jugar con sus hijos sin cansarse. O un familiar que sabe organizarse y no importa que estén en medio de un viaje, una época de mucho trabajo o una época tranquila, él está siempre enfocado y conectado con sus objetivos.

#4. Define qué hábitos te ayudaría a estar preparado para esa situación que te importa.

Por ejemplo, si deseas prepararte para cuando puedas dedicarte full time a tu emprendimiento (como Javier), algunos hábitos que necesitas para estar bien preparado serían:

  • Tener un sistema de organización semanal.
  • Levantarte temprano para aprovechar las horas más productivas para tu negocio.
  • Tener objetivos claros y un hábito de revisión cotidiana.
  • Hacer ejercicio para tener energía y ser un emprendedor fuerte.
  • Tener una rutina de trabajo que puedas mantener en cualquier lugar y situación.

 

#5. Enfócate en formar uno por vez y en hacer bien la etapa de formación para luego pasarlos a modo mantenimiento.

La única forma de que esto funcione y de que hagas una buena preparación es que te enfoques en un hábito por vez.

Será muy difícil y cuesta arriba que intentes levantarte temprano, comenzar a formar una rutina de ejercicio y trabajar en tu negocio por la mañana, todo junto.

En cambio, será más simple y sostenible si te enfocas primero en levantarte temprano.

Durante un par de semanas estás atento a ese hábito y a evaluar cómo te sientes, qué mejoras puedes ir haciendo para consolidar un horario de sueño y de levantarte.

Y cuando ves que no te cuesta, que es natural y se ha convertido en un hábito, simplemente lo pasas a modo “mantenimiento” y te enfocas en el siguiente hábito.

En modo mantenimiento significa que ya te resulta natural y sólo debes darle la atención suficiente para mantener el esfuerzo inicial que hiciste.

En esta etapa es muy útil hacer un control de hábitos diario. Así, te recuerdas de forma simple cuáles son los hábitos que tienes y que deseas mantener todos los días, pero no le dedicas más energías porque ya es un hábito formado.

Aquí puedes ver cómo hacemos nuestro control de hábitos nosotros cada día.

 

Y recuerda siempre usar la estructura básica de los hábitos: disparador, conducta y recompensa. Si aún no la conoces, recuerda que como suscriptor puedes descargar la guía gratuita «Cómo formar cualquier hábito» desde el Kit de Herramientas Gratis:

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Cuéntame en los comentarios y conversamos, ¿cómo te comenzarás a preparar para las situaciones más importantes?