Proactividad: Empezar con la Pregunta Adecuada

Hombre en paracaidas, siendo proactivo

«El modo en que vemos las cosas es la fuente del modo en que pensamos

y del modo en que actuamos» Stephen Covey.

Voy a ser categórico: todos los seres humanos tenemos una capacidad ilimitada para lograr lo que queremos, no importa cuáles sean nuestros condicionamientos previos.

No importa ningún condicionamiento. Vos, igual que yo, podemos hacer lo que queremos.

Esto, por supuesto, no es una realidad evidente para la mayoría de las personas. No lo fue tampoco para mí durante muchos años. Todo el tiempo me preguntaba: ¿Por qué yo no puedo?

Jugué muchos años al básket. Cuando algo no salía bien, o en un partido jugaba mal me preguntaba: ¿Por qué yo no puedo ser como los deportistas profesionales? «Debe ser que no soy bueno en esto» me respondía. Era como si el éxito estuviera determinado por las habilidades que tenía al momento de nacer y no hubiera nada que pudiera cambiarlo.
Cuando estaba en la secundaria muchas veces me sentí menos por no tener cosas que otros sí tenían. Cuando veía a alguien manejando un auto caro, o usando un celular de última generación, me preguntaba: ¿Por qué yo no puedo tener algo así? Y me respondía pensando que era simplemente que mi familia no tenía dinero. Y, para entender eso, escuché muchas explicaciones a lo largo de los años. La más común era esta: «Hay gente «con plata» y gente «sin plata», y «los primeros se aseguran de perpetuarse en su lugar a costas de los segundos». Era como si simplemente mi ambiente no fuera el adecuado para poder disfrutar de ciertas cosas.

Al terminar el tercer año de la universidad, finalmente, la realidad se convirtió en un muro para mí. Nunca me fue fácil rendir exámenes. Pensaba que, como me ponía nervioso, «la universidad no era para mí». Estaba seguro que no tenía el carácter necesario para superar las pruebas que se ponían delante, y que jamás podría tener éxito profesional. Me engañé, un tiempo, pensando que era que «yo hacía las cosas bien, y otros hacen trampa». Hasta que en el verano de 2010 tuve que enfrentarme con una realidad: había perdido un año de mi carrera y, aún peor, si seguía a ese ritmo (hasta entonces había rendido, en 3 años, 7 materias) me iba a recibir, literalmente, ¡en 2020! O no me iba a recibir nunca…

Sentí, aunque suene exagerado, que estaba destinado a fracasar. Igual que en básket, igual que en momentos de mi adolescencia. Sentí que fracasaba.

Y entonces todas esas respuestas que había escuchado se unieron en mi cabeza y explotaron en una simple pregunta:

¿Por qué yo no puedo hacer lo que me gusta? ¿Por qué no yo no puedo ser exitoso?

¿Por qué yo no puedo?

 

Y, en ese momento de máxima desesperación, leí un libro que cambió mi forma de ver el mundo para siempre: «Los 7 hábitos de las Personas Altamente Efectivas», de Stephen Covey. Y ese libro me respondió la pregunta, y me hizo ver con claridad lo que realmente pasaba: yo SÍ puedo.

Hay personas que logran grandes objetivos, que son los mejores, y que re-definen qué es posible y qué no. La única diferencia entre ellos y el resto es lo que cada uno hace con sus días desde que se levanta hasta que vuelve a dormir.

Todos somos capaces de lograr cosas fantásticas, pero no todos hacemos lo que es necesario para alcanzarlas.

 

Y a partir de este conocimiento empecé a re-encuadrar todas mis experiencias anteriores…

… me enteré que Michael Jordan fue expulsado de su equipo de básket de la secundaria, entonces, ¿por qué es hoy el referente de este deporte a nivel mundial y en Argentina? Por lo que hizo después: entrenó, mejoró, escuchó a sus entrenadores y aprendió a jugar en equipo, fue crítico consigo mismo y perseveró. [BP]

El mayor factor del éxito no está dado por los talentos con los que nacemos, sino que está determinado por lo que hacemos todos los días. De haberlo sabido antes, no hubiera dejado de jugar, sino que me hubiera quedado más horas.

… escuché hablar a Andy Freire y leí cómo empezó una empresa de 70 milones de dolares sin que la suya fuera una familia de empresarios o siquiera una familia que pudiera darle el capital inicial para su empresa. Supe, así, que el 80% de los mil millonarios crecieron en familias con problemas económicos.

 

La posibilidad de vivir tranquilo económicamente, de la libertad financiera y de poder ganar dinero haciendo aquello que te apasiona no está dada por el ambiente en que creciste o por qué te inculcaron tus padres. El factor # 1 del éxito empresario y emprendedor está dado por lo que se hace todos los días. Es pasar por el proceso de aprendizaje continuo, de prueba y error, por tomarse el tiempo para aprender cómo funcionan los negocios, qué quieren los consumidores, por tener la humildad de escuchar consejos y el coraje para pedirlos, por levantarse una hora antes para estudiar negocios o dormirse una hora más tarde trabajando en el tuyo. De haber sabido todo esto, nunca me hubiera sentido mal de ver a alguien que le iba bien económicamente. Simplemente me hubiera acercado y preguntado: ¿y qué hacés para lograr estos resultados? Así, aprendiendo, se llega.

 

Por eso al perder un año de la Universidad tuve que mirarme al espejo y asumir que lo que pasaba no dependía de nadie más de que mí. Entonces… empecé a aplicar lo que había aprendido:

  • Asumí la responsabilidad por mi comportamiento.
  • Definí con claridad mis objetivos.
  • Aprendí a organizarme.
  • Desarrollé técnicas de estudio y me esforcé por colaborar y trabajar con otros.
  • Investigué sobre liderazgo, descubrí que es una actividad y vocación de servicio a otros, y me expuse a lugares donde pudiera practicarlo.
  • Empecé a escuchar antes que hablar
  • Decidí ver el mundo con una visión de abundancia y a conformar equipos para lograr resultados.

Y un año después, literalmente, esta era el nuevo panorama absolutamente transformado:

  • Aprobé más materias que en los 3 años anteriores, con mejores notas estudiando menos tiempo.
  • Me ofrecieron un lugar como Ayudante de Cátedra en mi materia favorita.
  • Viajé fuera del país por primera vez.
  • Conocí el mar.
  • Hablé frente a 200 personas y gané un premio internacional por una investigación realizada con un fantástico equipo que conformé durante ese año.
  • Más importante aún, con Lu teníamos una relación mejor que nunca, formamos un Grupo de trabajo con mis hermanos y ella que sería la base de los más grandes Proyectos a futuro.
  • Tenía más amigos que nunca antes, todos personas fantásticas que al día de hoy me siguen enriqueciendo con sus consejos y sonrisas.

¡Y sólo había pasado un año! Pasé de sentir una profunda tristeza constante por la desesperación de estar estancado a sentir una profunda gratitud hacia la vida y acostarme todas las noches entusiasmado pensando en las cosas que quiero hacer al día siguiente. Nunca volví a estar aburrido.

Lo que hace la diferencia no es el carácter o nuestro temperamento, sino qué hacemos y cómo lo hacemos.

 

Vista proactiva de la Ciudad de Cartagena

*Una nueva perspectiva que me trajo nuevas experiencias y  nuevos paisajes :)

Todos los años, desde el 2010, han sido para mí un proceso de desafiar límites e ir un paso más allá fuera de mi zona de comodidad y hacía sueños que, hace poco tiempo, me parecían imposibles. Ya no me pregunto por qué no puedo…

… ahora me pregunto: ¿CÓMO PUEDO?

Y trato de aprender a diario.

No quiero ponerme como ejemplo. Todos los días descubro cosas que puedo hacer distinto, y sé que cometo errores de forma cotidiana. Tampoco querría que alguien me identificara con los logros que obtuve en aquel momento, ya que hay muchas cosas que he re-pensado y re-definido respecto de a dónde quiero llegar, y la vista siempre debe estar puesta en qué sigue y no en qué pasó.

Simplemente quiero ser categórico: todos los seres humanos tenemos una capacidad ilimitada para lograr lo que queremos, no importa cuáles sean nuestros condicionamientos previos.

No es una frase de autoayuda. No es una frase bonita. No son historias retocadas para lograr un impacto.

Es una realidad.

Y por eso quería compartir historias reales para que se vea claramente.

Como las que mencioné, hay muchas, millones. Algunas, como la posibilidad de terminar la universidad sin tener una familia y vendiendo café todas las mañanas, son conocidas. Muchas otras nunca llegán a los medios de comunicación o siquiera a Internet. Hay millones de personas cambiando el mundo a diario con lo que hacen.

 

En Superhábitos nos importa que vos seas una de esas personas, que puedas ser feliz, estar en paz y sano, vivir financieramente tranquilo, aportar valor a todos los que te rodean haciendo aquello que amás hacer.

Vos podés. Esa es la realidad.

Sólo tenés que dejar de pensar por qué no podés y empezar a aprender cómo hacen las cosas aquellos a quienes admirás. Sólo cambiando cómo vemos el mundo y hacemos las cosas podemos cambiar los resultados que obtenemos.

Semana a semana vamos a alcanzarte historias, videos, herramientas y conocimientos prácticos que puedas aplicar para superar cualquier barrera que puedas sentir ahora y elevarte por encima del ruido.

Simplemente tenés que empezar pensando:

Como persona tengo la capacidad de lograr lo que quiera, ¿QUÉ TENGO QUE HACER HOY PARA LOGRAR MIS OBJETIVOS?

 

 

*La primera fotografía es de M. Guadalupe Salom, la segunda la saqué desde el Cerro de la Popa en mi viaje a Cartagena.